El Museo Phi es un espacio de exposición de arte filosófico que se inauguró en el 2015. Está dividido en tres salas. Fotos: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
.El Museo Phi contiene más de 120 obras mínimas y gigantes. Es un espacio de exposición de arte filosófico que recoge las culturas del mundo. La estructura es una de las edificaciones que conforman el Parque Cultural Garza Roja. Está en plena zona arrocera del cantón Nobol (Guayas), la cuna de la santa montuvia Narcisa de Jesús Martillo Morán. El lugar también es parte de la Ruta de la Fe en Guayas.
Todo el parque, que tiene un área recreacional acuática y tres museos, ocupa 7 hectáreas y un área de expansión a 80. Está rodeado de frondosa vegetación y se levanta junto a la ribera del río Daule. Los visitantes pueden disfrutar desde toboganes rústicos, construidos con las bases de árboles de samán, hasta juegos de pueblo.
La característica principal del conjunto es lo reconstructivo y la conservación de las edificaciones antiguas.
El segundo gran edificio del parque es el Museo de las Muñecas. Está en lo que fue la casa de campo de Emilio Estrada Icaza, considerado el descubridor de la cultura Valdivia. Hay 500 muñecas en exhibición, algunas datan de 1897.
En el centro del Museo Phi se destaca un tótem de 12 metros de alto hecho con un árbol de guachapelí, en el que se han tallado hechos históricos.
Ramón Sonnenholzner es el director de la Fundación Garza Roja, que ha servido de plataforma para proyectos culturales, y dirige el parque desde hace 18 años. Señala que el complejo cultural no es para recrear folclóricamente al montuvio, sino “para crear una nueva cultura montuvia”.
Dice que esta “se enriquece al pie del río Daule con nuevos elementos culturales”.
El Museo Phi se levantó sobre la base de un club social de una urbanización que funcionaba en el lugar. Inicialmente se construyó con paja y caña, pero con el primer aguacero se derrumbó, en el 2010.
Desde la sala de las religiones se observa un Buda.
Luego se restauró con estructuras metálicas y se apuntaló con troncos y ramas que se encontraron en esta campiña y en las carreteras de la zona.
Las maderas de árboles de teca y samán pasaron por trabajos de restauración para ser usadas en las paredes y pisos. En el techo se incluyeron materiales modernos, las vigas son de hierro con aluminio. La escalera es de mango y mamey.
El museo abrió finalmente en agosto del 2015, con tres salas: De las Religiones, Talentos y una dedicada al inventor italiano Leonardo da Vinci, pintor, escultor, ingeniero. Hay réplicas de sus trabajos hechos en caña guadua, que dan el nombre a la sala GuaVinci.
La sala GuaVinci tiene obras hechas en caña guadúa.
En el jardín exterior se levantan grandes réplicas arqueológicas. Junto a la puerta principal, en pedazos de madera están tallados rostros del montuvio, indígena y mestizo.
El museo tiene cuatro niveles. En el centro se destaca un tótem de 12 m de altura. Es un árbol de guachapelí sobre el que se ha tallado parte de la historia del país. En su base narra el matrimonio de Paccha y Huayna Cápac. En la parte superior se representa la Colonia y la República, hasta terminar con la Revolución Liberal.
Este último tramo histórico llega hasta el nivel cuatro del museo, que se denomina Mirador de Alfaro. Desde ahí hay grandes ventanales de vidrio desde donde se observan a turistas deslizarse por toboganes y a las pequeñas canoas de los agricultores, que navegan en el río Daule, que en estos días de invierno luce al máximo nivel.
El denominado árbol histórico es la energía epicéntrica del contexto museográfico. La escultura central está ensamblada a sus raíces y representan la fuente por donde se absorbe la historia precolombina.
Un esqueleto de dinosaurio elaborado con caña guadúa.
Eso simboliza la colección de 70 reproducciones de diversas culturas ecuatorianas que están fuera del museo. La elaboración tardó 11 meses. La Sala de las Religiones reúne los diferentes cultos del mundo. A un costado hay un Muro de los Lamentos, donde los visitantes dejan mensajes. Al frente, una mezquita y desde un ventanal de vidrio se observa un Buda gigante de 16 toneladas hecho en piedra.
Al fondo llama la atención la Virgen negra con un niño en sus brazos. Fue esculpida en un árbol de samán por el maestro peninsular Silvio Tomalá. Otras piezas en madera y piedra que están en las salas de Inventos y Talentos fueron elaboradas por el escultor Imas Nerak. Él inició la Escuela de Artes Phi, que ahora dirige Estalin Martillo y forma a jóvenes escultores noboleños.