José Ezquiaga, presidente del Colegio de Arquitectos de Madrid. Foto: Galo Paguay/EL COMERCIO
Como parte de las actividades de Hábitat III, y en representación de los arquitectos de Madrid, José María Ezquiaga visitó Quito para compartir sus experiencias en urbanismo y desarrollo territorial. En los últimos años ha dedicado su profesión al trabajo urbanístico de investigación en países latinoamericanos.
¿Qué problemas identificó en este proceso de análisis urbanístico?
América Latina es un continente que ya está urbanizado. Pese a que la población es urbana, una parte de ella no está bien alojada, no tiene todavía unas condiciones adecuadas de vivienda y urbanización. Ahí hay un campo de trabajo enorme, que consiste en mejorar los barrios, mejorar los asentamientos informales.
Se calcula que casi un tercio de la población urbana de Latinoamérica tiene condiciones malas de vivienda.
¿Cuál es el primer paso para mejorar esas condiciones en la ciudad?
Se necesita, en primer lugar, empoderar a los municipios. Estos precisan tener la competencia, la capacidad administrativa y los medios económicos para hacerlo.
También es un tema muy importante para el sector privado, que hasta ahora se ha orientado a construir vivienda, pero tiene una tarea inmensa en ir del mejoramiento de barrios hacia la regeneración urbana.
A este respecto, ¿qué dificultades encuentra en la ciudad de Quito?
La belleza que tiene el centro de Quito, con sus plazas, calles e inmuebles se ve ensombrecida por la precariedad de la organización en los barrios exteriores. Es posible que haya calidad en ellos, pero se necesitan un trabajo constante. Mi llamada es a que los gobiernos municipales lo tomen como una prioridad; se doten de los medios económicos con la yuda del Gobierno central para poder resolverlo y llamen al sector privado para que encuentre un ámbito de trabajo en esta regeneración, desde los mercados inmobiliarios.
¿Cuál es el papel de la vivienda sustentable en la regeneración de la urbe?
Es un tema muy importante. La base de la vivienda sustentable es el urbanismo sustentable. Para poner un ejemplo: una vivienda que fuera bioclimática, muy respetusa con el ahorro energético, pero cuyo dueño tuviera que desplazarse en su automóvil privado todos los días y hacer decenas de kilómetros, no serviría de nada porque todo lo que ahorra de energía en su vivienda lo despilfarra en la energía de su automóvil.
Incluso es un tema económico, ya que gran parte del tiempo de las personas se desperdicia en desplazamiento y no producen nada.
La vivienda debe concebirse desde una mentalidad sostenible y resiliente. Sostenible significa que sean inteligentemente bioclimáticas en el sentido pasivo: que necesiten poca energía. Además deben ser activas energéticamente: tener paneles solares sistemas de reciclaje…
En este sentido, ¿qué papel cumple la legislación?
Es importante dotarse de leyes que aseguren que el empresariado sea responsable de financiar el desarrollo urbano, que le va a producir beneficios. Pasa en Europa.
¿Cuál es el papel de los arquitectos en todo esto?
Los profesionales tenemos la obligación de transmitir conocimiento y pedagogía en dos direcciones: a los gobiernos y a la sociedad. Es decir que somos mediadores, no estamos al servicio de un poder económico o público concreto, nos debemos principalmente a la sociedad en su conjunto. Somos difusores, diseminadores y publicistas de un nuevo pensamiento que tiene que permeabilizar.