En un cambio se creó el estudio de Mantilla, cercano al dormitorio.
El arquitecto José Miguel Mantilla apostó por una casa que se transforma constantemente gracias al principio de la cruz gamada o tafetán.
Este principio gobierna y ordena geométricamente todos los espacios -a nivel espacial, distributivo y estructural- en el proyecto que Mantilla tituló Hogar Primitivo.
El esquema espacial de la vivienda se organiza de la siguiente manera: cuatro muros portantes de ladrillo visto sostienen cuatro cubiertas inclinadas, las cuales descienden, desde un mismo centro, hacia las cuatro direcciones ortogonales (que forman ángulos rectos). “La disposición entrelazada de los muros permite la delimitación de cinco espacios, de forma compacta y con el menor número de elementos”, cuenta el arquitecto.
En el espacio central de la casa se ubican la sala, el comedor y la cocina.
En el perímetro están tres habitaciones, más un altillo, dos baños, el pórtico de acceso y los servicios.
Para su creador y dueño, esta vivienda se podría describir con facilidad como un aula única, compartimentada y abierta, ya que cuenta con cierto grado de transparencia en diferentes sectores.
La vivienda de 240 m2. era la casa de fin de semana de la familia.
Esta peculiaridad es una característica de la concepción inicial de la vivienda. Fue pensada para construirse de manera progresiva.
De esta manera se han hecho realidad sus tres fases y, sobre este mismo precepto, se planea la construcción de una cuarta, en un futuro próximo.
Para este profesional, el proyecto -que es su propia vivienda– es como un experimento, en el que aprovecha los elementos que le resulten más útiles, por diversos que sean.
Así surge, por ejemplo, el uso de los materiales. Eso sí, busca siempre la armonía y el equilibrio entre la realidad inteligible y la realidad sensible, noción arquitectónica básica para este profesional.
En su casa predominan el ladrillo mambrón de las paredes portantes y la madera de la estructura. Sin embargo, los materiales son diversos.
Las ventanerías tienen perfiles de aluminio, madera, acero, PVC. En la casa también hay vidrio templado, todo tipo de tableros (tríplex, gypsum, fibrocemento y OSB).
José Mantilla explica que, arquitectónicamente, en lo que respecta a la realidad sensible de la vivienda apuntó hacia la diversidad, manteniendo el equilibrio necesario en múltiples espacios.
Mientras tanto, en la cuestión inteligible o geométrica, hay tendencia a la unidad. Esto se manifiesta en tres elementos: un solo módulo estructural, la cubierta y el muro como único elemento que se repite cuatro veces.
En la vivienda, la diversidad se aplicó incluso en materiales estructurales y técnicas constructivas, conservando la unidad a través de la
geometría del espacio.
En el sistema estructural se unificaron dos materiales: la madera está en toda la parte central, y en una de las ampliaciones realizadas la estructura es metálica.
Mantilla también buscó un equilibrio visual, correspondiente a un tipo de vivienda que está en el campo y tiene relación con la vegetación.
Para él, es necesario otorgar carácter al ambiente interior por medio del adecuado uso de mobiliario y color. “Todos los materiales empleados son los que tienen el carácter que le corresponde a este lugar”.
El mobiliario y el color se destacan por la calidez, que adquieren sentido con el ladrillo visto y la madera de la vivienda. Predominan tonos amarillos, verdes y cafés.