
Desde el cruce del estero Tachina se observa una de las hosterías que fusiona rasgos ancestrales de dos culturas, como la de los montuvios manabitas y del pueblo afroesmeraldeño. Las cabañas que se construyeron evocan la forma de vida del hombre montuvio dedicado a las labores del campo y sus caballos, como parte de su actividad diaria.