La construcción de madera tiene una fachada moderna, donde desaparecen las grandes columnas. Fotos: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Enclavada en el corazón de la selva amazónica se levanta la cabaña de la finca Heimatlos Eco Lodge & Farm. La edificación está construida con 23 especies de madera como el chuncho, pechiche, bambú… aplicando técnicas y conocimientos ancestrales de los habitantes de las comunidades kichwas y shuar.
Este sitio de alojamiento está localizado en el kilómetro 15 de la vía a Canelos, en el cantón Pastaza. Sus nueve habitaciones están separadas con paredes de madera de canelo de las variedades café, anís, alcanfor, amarillo y otros, que genera un ambiente de tranquilidad y le da un colorido especial.También se mezcla con el bambú delgado y pata de elefante (gruesa).
Patricio Vallejo, constructor y gerente mánager del Lodge, cuenta que se usaron tecnologías ancestrales en el manejo de la madera para su resistencia de entre 25 y 40 años, especialmente en la cosecha y en la arquitectura. “Hay madera que requiere de humedad y está en la parte exterior de la cabaña, como el chuncho y el pechiche, que duran en un ambiente húmedo y lluvioso. No se cristalizan y así soportan un sismo o un terremoto”.
Las habitaciones muestran la elegancia de la madera.
Las maderas ideales para el interior, como algunas variedades de canelo, en cambio, otorgan un toque de elegancia a cada espacio. “Esta cabaña de madera es una de las más grandes que hay en Puyo”, comenta Vallejo, que con frecuencia trabaja en el mantenimiento de la infraestructura, que costó alrededor de USD 300 000.
La fachada está en sintonía con el ambiente y la naturaleza que la rodea. Fue diseñada con la idea de que el cliente tenga un espacio para el relax y descanso. Esta posee una sala estar de 80 m². Desde ese espacio, los huéspedes pueden mirar la extensa alfombra verde de la selva matizada por diversos colores.
Un pasillo de 1 metro de ancho en la segunda planta conecta con las tres habitaciones de grandes ventanales, que son los cuadros vivos de la naturaleza. “El propósito es que los clientes disfruten del amanecer”, cuenta el constructor. El techo es de tol recubierto con granito para impedir el paso del sonido de la lluvia hacia las habitaciones.
Las escaleras de acceso también son de madera.
Explica que otra de las características de las construcciones kichwas o shuar es la inclinación del techo: con un ángulo de 45 grados que impide la retención de tierra, hojas de los árboles o que crezcan plantas. “El 95% de la casa es madera. Se evita el uso del cemento”.
En la primera planta de esta cabaña hay cuatro habitaciones, en la segunda tres y en la tercera dos. También ofrece servicio de restaurante, salas de fitness, espacio al aire libre, caminatas por la selva, café o té en la áreas comunales, jardines, área de picnic, servicios de wifi y estacionamientos.
Vallejo dice que las edificaciones en la Amazonía mantienen el ambiente fresco, gracias al uso de determinados materiales. La sensación de frescura se siente hasta en las temperaturas más extremas.
La cabaña de la Finca Heimatlos tiene una superficie de 80 metros cuadrados. Hay una sala estar para el descanso.
En su restaurante ofrece a los visitantes nacionales y extranjeros, las especialidades de la casa: como el maito de pescado. A más de conocer y recorrer este lugar rodeado por la naturaleza, se puede disfrutar del aire puro. Las tres plantas de la construcción se reparten en 500 m². También hay una sala de juegos.
“Este tipo de construcciones – con madera- son características de la Amazonía. Estamos aprovechando todos los recursos que hay en la selva. Además, ayudamos en la reforestación y contamos con 30 hectáreas de bosque primario”, cuenta Vallejo.