La hostería Tatis-Paso Fino fusiona elementos montuvios y afros, en Tachina, Esmeraldas. Fotos: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
Desde el cruce del estero Tachina se observa una de las hosterías que fusiona rasgos ancestrales de dos culturas, como la de los montuvios manabitas y del pueblo afroesmeraldeño. Las cabañas que se construyeron evocan la forma de vida del hombre montuvio dedicado a las labores del campo y sus caballos, como parte de su actividad diaria.
Por eso, los dueños de esta iniciativa han cuidado cada detalle desde el diseño de las cabañas tipo chozas con estructuras hechas con troncos de madera. El restaurante tiene forma de caballerizas construidas con tablas gruesas y rústicas. Los pasamanos de los corredores sirven para colocar monturas de caballos y sombreros de cuero.
Una casa construida sobre un árbol con materiales como la caña guadúa y madera, permiten recordar antiguas formas de arquitectura del pueblo manabita y afro, que usaban materiales del medio para emplearlos en sus viviendas.
La madera rústica de la zona se utiliza en interiores y exteriores; las monturas montuvias son adornos.
Fernando Saldarriaga, uno de los turistas con raíces manabitas, cree que esta es una buena manera de sentirse como en casa, porque no solo es el ambiente, sino la gastronomía de ambas provincias la que se degusta en el establecimiento.
Las sillas del restaurante fueron elaboradas con ramas de árboles. Las superficie de la mesas con troncos gruesos, como añoranza de las costumbres manabitas, de hacer sus propios juego de comedor, valiéndose de restos de madera aprovechada.
A solo 100 metros de la hostería está el gran río Esmeraldas, y una reserva de manglar protegida por los habitantes afros de la isla Pianguapí, que se convierte en parte del atractivo de los turistas. A través de los recorridos fluviales que se realizan, se conoce al Esmeraldas del ayer, con historias en las que rescatan personajes mitológicos y leyendas.
El coordinador zonal de Turismo, Carlos Acosta, dice que el turismo debe estar acompañado de ese toque de ancestralidad, que puede ser explotada para dar a conocer la cultura de los pueblos y esas antiguas formas de construir sus aposentos. Esa es una razón por la cual el propietario de la hostería Tatis-Paso Fino, Gorky Vaca, quiso mantener parte de las culturas esmeraldeña y manabita.
Motivos afros son parte de la decoración que se usa en esta hostería de la ciudad de Esmeraldas.
Su esposa es esmeraldeña y conserva esas antiguas tradiciones de su tierra, que pasa por la gastronomía y esos sitios sencillos, pero cómodos, para descansar, como ocurre en las márgenes del río Cayapas. La imagen que se proyecta con esta fusión, es la de una casa de campo, rodeada de vegetación y un estero que arrulla con el paso del agua, por estar junto a la posada, en Tachina población del cantón Esmeraldas.
El toque afro se muestra con detalles de figuras artesanales trabajadas en cera, que están al ingreso de la hostería, y dan identidad al sitio para saber que se está en Esmeraldas.
Para el antropólogo Adison Güisamano, las construcciones ubicadas en la vía hacia el norte de la provincia de Esmeraldas, ahora mantienen concepto más culturales, porque se rescata el uso de la caña y la hoja de rampira, que evocan esas viviendas del pueblo afro y chachi, en la zona norte de la provincia esmeraldeña.