La hostería D’Franco mezcla los estilos italiano y campestre

La fachada de la hostería está cubierta por la hiedra, que se ha impregnado en las paredes. La construcción tiene varios desniveles que dan hacia el comedor y otros ambientes. Fotos: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

El diseño de inspiración italiana se fusiona con elementos locales propios de casonas rurales costeñas en la Hostería D’ Franco, de la vía El Triunfo-Bucay, en Guayas. Un camino rodeado de vegetación conduce a una edificación verde. Pero no es el color de la pintura, está forrada con una enredadera.

La planta trepadora cubre toda la fachada y ocupa parte de su techo, el lado posterior y otras áreas. El verde natural es una característica que resalta en esta hostería de estilo campestre. En el eje de los cantones El Triunfo, Bucay y Naranjito se destacan las casas-hacienda que conservan las tradiciones montuvias, con caballerizas, ganadería y cultivos, que explotan el agroturismo.

Ronny Rehpani Padilla, director de Marketing & Negocios de la hostería, recuerda que su suegro, Franco Pastorelli, llegó en 1982 de Roma, Italia, y se enamoró de una ecuatoriana de esta campiña, en el límite Bucay-El Triunfo.

La piedra y el ladrillo visto le dan un estilo rústico al ‘lobby’.

El clima es templado, ideal para la aventura, el ecoturismo y los deportes extremos. Está cercado por un paisaje de plantaciones de caña de azúcar, cacao y banano. La naturaleza se mezcla en la hostería.

La propiedad fue una hacienda donde funcionaba un tradicional molino de caña de azúcar o trapiche que servía para producir panela y alcohol. Cuando los Pastorelli la compraron, el lugar estaba en ruinas y levantaron la hostería.

Donde ahora está el ‘lobby’ estaba el trapiche. Hoy se destacan las paredes de ladrillo visto y las piedras de río. La nueva construcción tiene varios desniveles que dan hacia las habitaciones, el restaurante, el área de cocina y los baños.

El primer bloque que hicieron tenía 17 habitaciones, luego levantaron otros tres, con ocho habitaciones cada uno. También hay una cabaña con dos habitaciones. La madera es parte esencial en el lugar.

Los grandes arcos en el área del restaurante permiten el ingreso del aire fresco y escuchar el sonido de las aves.

Tiene dos restaurantes. Uno reservado y otro es semiabierto, con dos ventanales en forma de arco en el ingreso principal. Además, hay otros cuatro arcos, más pequeños, en la parte lateral que dan hacia la fachada de la hostería.

Toda esa área está rodeada por una jardinera con piedras de río. Desde ahí, además hay acceso a la zona de escaleras y desde unos ventanales se observa la laguna donde los turistas disfrutan andar en bote.

Hace 15 años la familia Pastorelli levantó el lugar en medio de la campiña costeña. Antes había un trapiche para procesar caña.

Toda el área de la hostería tiene 120 hectáreas, con plantaciones de cacao y un centro de acopio de legumbres. Años atrás, en el lugar también funcionaba una fábrica de palmito que se envasaba para exportar.

El sitio también tiene área para picnic, salón de eventos, canchas deportivas, spa, gimnasio, sauna, hidromasaje y jacuzzi. A los turistas, locales y extranjeros, se les ofrece un tour por la naturaleza, cascadas y pasear a caballos. Cuenta con recorridos para avistamiento de aves.

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