Dos estilos conviven en una antigua casona

Las cubiertas de teja española ponen el toque tradicional a la casona de adobe y bahareque.

Las cubiertas de teja española ponen el toque tradicional a la casona de adobe y bahareque.

El patio central de este inmueble cuencano es una evidencia de la combinación de los estilos arquitectónicos ancestral y contemporáneo. Fotos: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO

La Casa de La Loma, ubicada en la parroquia cuencana de San Joaquín, combina de forma armónica dos estilos. En el proyecto de recuperación e intervención, que duró dos años, se incorporaron elementos y diseños contemporáneos a una casona edificada con técnicas y materiales ancestrales.

En la cocina, las escaleras, el patio central y otros ambientes se aprecia esta combinación. Anteriormente, este último espacio era usado para los cultivos, pero en la intervención se decidió que sirva como un elemento estético y predominante, con la incorporación de elementos naturales, señala el encargado del proyecto, Iván Andrés Quizhpe.

Por ello, fue diseñado con elementos como el agua, la piedra de canto rodado (río) y se plantó un árbol. Este patio cuenta con un sistema de recirculación de agua para que el líquido se mantenga cristalino, dice Quizhpe. Para evitar la humedad se colocó una lámina impermeabilizante.

Las cubiertas de teja española ponen el toque tradicional a la casona de adobe y bahareque.

El inmueble, que tiene 80 años de antigüedad, tiene un área de 540 metros cuadrados, en dos plantas. Está emplazado en un terreno de 5 000 metros cuadrados.

Era una casa de campo o de hacienda, que estaba abandonada durante casi 30 años, solo se ocupaba eventualmente con estancias cortas por vacaciones o fiestas, dice Quizhpe.

Según él, luego de la intervención la casona tiene un estilo arquitectónico que se lo puede clasificar como tradicional con un toque de contemporáneo. “Se consolidó y rescató la arquitectura vernácula y ancestral con materiales como el adobe, teja y ladrillo artesanal, madera de eucalipto, pero también se colocaron nuevos elementos para reestructurar la vivienda”.

El mobiliario es parte de la mezcla de los estilos.

Entre los nuevos elementos, él destaca el acero que se colocó en la estructura del entrepiso para consolidar las vigas y para que descanse el vidrio que da hacia el patio central. Se empleó vidrio para climatizar la vivienda y para protegerla del agua lluvia y del viento.

En el cielo raso de la planta baja se recuperó el carrizo, que fue destacado con iluminación. En el segundo piso, en cambio, se utilizó madera. Los pisos eran de tierra y se colocó ladrillo artesanal.

Los muros de adobe estaban en buenas condiciones, recuerda Quizhpe, pero las paredes exteriores no estaban recubiertas con revoque ni con empañete. “Pese a eso, los muros estaban bastante bien, sin fisuras ni hundimientos...”. El 90% de las paredes de la Casa de La Loma es de adobe y el resto de bahareque.

El empañete (revocado) es oscuro debido a la tierra.

Quizhpe agrega que en la intervención se decidió recuperar el empañete y el revoque de toda la casona. Por lo general, explica, que el empañete toma una tonalidad amarilla debido al guano de caballo, pero en este caso se mezcló con tierra oscura de la parroquia San Joaquín, por ello las paredes tienen un color chocolate.

La cubierta tenía filtraciones y había vigas deterioradas debido a la humedad y agentes como las polillas, asegura Quizhpe. Por ello, se reemplazaron algunos elementos estructurales como las vigas para lograr una consolidación del techo. La mayoría de piezas era de eucalipto y fue reemplazada por otras de la misma variedad que hay en esta zona.

Las puertas y ventanas son las originales y se dejó como evidencia el efecto de la polilla. Se dio un tratamiento para eliminar las plagas.

El cielo raso de carrizo se recuperó en la planta baja.

Los cimientos de piedra de canto rodado (río) estaban en buen estado, pero no eran tan profundos (40 centímetros). Según Quizhpe, para mejorar las condiciones del inmueble se decidió hacer una nueva cimentación de hormigón tangencial a la existente en todo el perímetro.

En el terreno se incorporaron elementos de la arquitectura tradicional como los muros de piedra y sobre estos se colocaron pencos. Además, se construyeron rampas para acceder al huerto.

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