El arquitecto Mathieu de Genot gusta de las mezclas entre antigüedades y arte contemporáneo. Es un apasionado del arte. Foto: Galo Paguay/ CONSTRUIR
Usar lo que aporte sentido y estilo, sin miedos. Este es el precepto del diseño interior del departamento de Mathieu de Genot, cuya filosofía se basa tener lo necesario como parte del equipamiento en el espacio.
Este arquitecto, mitad francés mitad ecuatoriano, plasmó su esencia bicultural en el estilo de su entorno. La doble influencia de sus estudios clásicos en París y modernos en Nueva York se evidencia en el eclecticismo del espacio.
Lo esencial es su aprecio por el objeto, por el diseño de todas las cosas. Por esa razón mezcla elementos nuevos con antiguos. Considera que nada es raro sino que todo está hecho para usar y apreciar.
De Genot tampoco es amigo de las cosas guardadas para una sola ocasión. Le encanta combinar, por ejemplo, piezas clásicas u objetos heredados con arte contemporáneo.
Al vivir en Quito, una de las cuestiones fundamentales para el arquitecto es la vista. Considera que sin ella no tendría sentido habitar la ciudad. “Por su topografía, no tener vista sería un desperdicio”, asiente.
Por esa razón buscó su sitio para vivir sin importar que se trate de un inmueble nuevo o antiguo, grande o pequeño. Al ver el panorama desde sus ventanales, en la avenida González Suárez, se decidió sin buscar más opciones.
El departamento de aproximadamente 200 metros cuadrados tiene tres habitaciones. La sala principal, una sala con chimenea y el comedor están integrados en un solo ambiente abierto y con la vista privilegiada, tan valiosa para el arquitecto.
Esa vista se conjuga con una luz que también es un privilegio del país, asegura de Genot. “Ecuador tiene una intensidad de la luz única”. Por esa razón, decidió aplicar pintura dorada metalizada en su departamento.
Mathieu de Genot disfruta con tener en sus estancias objetos totalmente diferentes. Así por ejemplo, comparten espacios una escultura de Milton Estrella con el trabajo de un grafitero, pero también con un pájaro de porcelana y un cenicero de cristal cortado.
Una antigua botella persa también convive junto con artesanías, con esculturas contemporáneas hechas por su padre, Stephan de Genot; con piezas precolombinas y con pinturas de varios artistas jóvenes.
Uno de los elementos preferidos de este arquitecto son las alfombras que él mismo diseña y envía al cantón Guano, en la provincia de Chimborazo, para que se realicen con un minucioso tejido a mano.
Lo que hace únicas a las alfombras que dan estilo a esta vivienda es que no se tejen en telar sino al sesgo, debido a sus peculiares formas de rombos. A este elemento, de Genot lo define con un estilo contemporáneo ecuatoriano.
Además de la alfombra con formas geométricas, destaca una policromada y otra de lana virgen de oveja, también hechas a mano con una técnica única.
En el departamento hay cuadros de grandes formatos. Mathieu de Genot acepta su gran pasión por el arte y aclara el sentido de conservarla. Para él, adquirir una obra significa que esta causó una sensación especial. “Las obras no son para ver y no tocar, sino para convivir y ser parte de ellas en nuestro paso”.
Precisamente, en el recibidor del departamento se observa una interesante composición de arte, que por su disposición, permite ser parte de ella. Hay un cuadro grande en una pared, un gran espejo frente a este y una alfombra que replica las formas del cuadro en el piso.
Para el arquitecto, pisar esa alfombra, en contacto con el cuadro y el espejo alrededor, significa ingresar a la obra y ser parte de ella.
En cuestión de mobiliario, este arquitecto también le da un sentido especial al espacio, al implementar una mezcla de muebles diseñados por él y heredados. Siente que estos últimos han oído hablar a muchas personas que ahora siguen teniendo voz, a través de la simple presencia en su hogar.