Para facilitar la limpieza es necesario retirar la pieza. Fotos: Vicente Costales/ CONSTRUIR
Con el tiempo las regaderas metálicas suelen opacarse ya sea por el jabón, el polvo o los mismos componentes del agua. Además, es posible que la fuerza y cantidad del flujo del líquido vital se reduzcan debido a un taponamiento de los orificios de la ducha.
¿Cómo hacer un mantenimiento? Carlos Quintana, técnico de laboratorio de Edesa, señala que el proceso es sencillo. Necesita una mezcla de agua y jabón, un paño, un borrador y pulimento. Evite productos abrasivos para evitar daños en la regadera.
Utilice un jabón suave para limpiar la regadera y evitar daños permanentes.
Antes de iniciar el procedimiento debe desinstalar la parte de la regadera para facilitar la limpieza. Para empezar, pase la mano por los orificios -pupos- de la ducha. Así se retira la suciedad de forma superficial.
Después limpie la superficie con una esponja sumergida en agua con jabón suave y luego enjuague. Si aún quedan manchas utilice un borrador blanco para removerlas.
El borrador se utiliza para retirar manchas puntuales.
Para recuperar el brillo original del metal, en cambio, coloque una fina capa de pulimiento o cera. Para ello utilice un paño de algodón libre de pelusas y de lana y pase el producto por la parte metálica.
Otro problema frecuente en las duchas es que los orificios se tapan debido a las calcificaciones del agua. Para removerlas utilice una aguja de punta redonda e introdúzcala en cada uno de los pupos. Luego pase un paño húmedo para retirar cualquier rastro de suciedad.