Hacienda La Danesa fue construida en 1870 y conserva su arquitectura tradicional costeña. Opera como un ‘lodge’ y también mantiene su actividad ganadera y agrícola. Fotos: Enrique Pesantes / CONSTRUIR.
Un camino de árboles de teca conduce a la Hacienda La Danesa desde la vía Naranjito-Bucay (Guayas). Está rodeada de una densa vegetación y plantaciones típicas de la costa ecuatoriana, lo que le da un entorno de privacidad.
Fundada en 1870, la casona principal conserva su arquitectura tradicional costeña. La estructura es totalmente de madera, sobre todo de algarrobo, las paredes siguen siendo las originales. Aunque algunas partes de la casa, como la cubierta, han sido restauradas con teca, un árbol originario de la India, que se introdujo en la zona.
La hacienda pertenece a la familia Olsen desde hace más de 50 años. Actualmente es propiedad de la tercera generación y operada por Niels Olsen Peet como un emprendimiento agroturístico.
Su abuelo Helge Olsen Friis, de origen danés, llegó al Ecuador y le gustó esta zona costeña montuvia. Se casó con Isabela Pons y compró la propiedad de 500 hectáreas a una empresa sueca, dedicada al cultivo del cacao, para convertirla a la actividad ganadera. Es una hacienda tradicional con 200 cabezas de ganado que produce diariamente 1 200 litros de leche.
La terraza tiene paredes de ladrillo y algarrobo, teca y bambú.
Las tierras colindan con una antigua estación del ferrocarril, en el caserío San Antonio, que conecta la Sierra con la Costa. Desde hace cuatro años abrió las puertas para recibir a viajeros del Tren Crucero que quisieran vivir la experiencia de una casa hacienda de la Costa. Y en el último año comenzó a alojar huéspedes que prefieren un entorno natural.
Olsen recuerda sus años de infancia explorando la hacienda, cabalgando y conociendo las costumbres montuvias y eso es lo que quiere que disfruten los turistas.
La hacienda tiene diversas edificaciones, pero se destaca la casona principal de dos pisos. Fue construida a 2,5 metros sobre el suelo, una costumbre en la Costa para evitar el ingreso del agua lluvia en invierno, culebras y también para que haya flujos de aire desde la superficie para ventilarla. Aunque actualmente ese espacio está ocupado por una cocina.
En su interior tiene desniveles que conectan con la sala, comedor, cocina y las cuatro habitaciones exclusivamente de la familia. Hay escaleras de madera que conducen hacia una pequeña torre de observación, que era usada por el dueño de la hacienda para controlar las áreas de comercio, acopio o secado de los productos. Ahora es una oficina que guarda las placas ganadas en ferias ganaderas.
En la zona de jardines está una de las habitaciones para turistas.
La Danesa figura en el libro ‘La Casa de Hacienda en la Provincia del Guayas’, editado por la Prefectura, que reúne a los inmuebles por su gran valor arquitectónico. Señala el uso de materiales como la madera y la piedra bola en fachadas.
En el ingreso a la propiedad se mantienen los establos y la terraza, un área social donde destacan los objetos del campo como monturas de caballo, collares y riendas de cuero. Cerca del parqueadero está el área de ordeño de vacas.
La hacienda tiene seis habitaciones para los huéspedes levantadas fuera de la casa. Dos de ellas están dentro de una edificación réplica de establo de madera, con hierro expuesto y pared recubierta de piedra bola en la fachada.
La casona tiene desniveles que conducen a varios ambientes.
La idea era mantener la arquitectura de la hacienda. Adentro son habitaciones de un lujo discreto, con decoración moderna, piso de concreto, paredes de ladrillo visto. Hay puertas corredizas como en los establos. Las dos tienen una terraza posterior, con fuente de agua y ducha al aire libre, que dan hacia un potrero. En las mañanas el huésped puede observar al ganado en los pastizales mientras desayuna.
En el área de jardines está otra habitación decorada con toques rústicos, con cubierta de teca y muebles de mango y roble. El turista puede disfrutar del huerto donde puede cosechar una piña u otros productos locales.