La Casa LL328 está en Zapopan, México. Tiene ventanas apilables y corredizas. Fotos: tomadas de Plataforma Arquitectura.
Disfrutar del exterior desde la sala principal o del dormitorio manteniendo la independencia es posible con la incorporación de sistemas abatibles, plegables, sincronizados o colgantes.
Esos separan o cierran espacios facilitando el uso de las estancias, según las necesidades de cada habitante.
Además de funcionales son estéticos, pues ahora hay materiales que otorgan un toque de elegancia y que se apegan al estilo de decoración de las viviendas. Antes de instalar un sistema es importarte, según Plataforma Arquitectura, definir la materialidad de los elementos.
La utilidad de esos sistemas se evidencia en varias viviendas construidas alrededor del mundo. En la Casa Dasa & Datri, en Tepeji, México, por ejemplo, hay sistemas plegables y abatibles de vidrio en el primer piso, permitiendo una comunicación física y visual con las diversas áreas exteriores, así como espacios libres y continuos.
Proyectos Sustentables está en Buenos Aires, Argentina. Se construyó en el 2012.
En la lista también está la Casa del Fuego, un proyecto que aloja a ocho familias durante el verano y que para facilitar la comunicación del interior con el exterior contempló un cerramiento de vidrio y paños corredizos.
Esta vivienda está en Provincia del Ranco, en Chile, y el sitio de emplazamiento fue la ladera de un cerro que enfrenta al lago Maihue y que lateralmente mira hacia una cancha de golf natural.
Un sistema corredizo para fachadas móviles está en el proyecto Cicerón 406, un conjunto habitacional.
Son paños personalizados de madera y de aluminio que permiten controlar el paso de la luz solar y también la privacidad de las viviendas. El conjunto se compone de rampa de acceso vehicular, pasillos de acceso a los departamentos, dos elevadores, dos escaleras y un patio central.
El proyecto Cicerón 406 fue construido en Polanco, México, en
el 2013.
Cerramientos corredizos también hay en Villa Akoya, una casa de playa que con ese sistema logró una conexión visual con la arena y el agua. Está en Puntarenas, Costa Rica, y tiene 302 metros cuadrados de construcción.
La casa fue levantada del suelo por tres escalones, lo que permitió a los habitantes tener una vista más directa de las olas y de la playa.
Ese movimiento sutil también ayudó a crear una sensación de levitación sobre el paisaje. Luego, la casa se dividió en cuatro planos de techo horizontales, tres para cada habitación y uno para la sala de estar principal.