Pascual Gangotena conformó la zona de almacenaje con un rompecabezas hecho de armarios heredados. Fotos: Julio Estrella / CONSTRUIR.
Acercar la forma en la que quieren que sus hijos crezcan al espacio habitable es la intención del arquitecto Pascual Gangotena y su pareja. Esto implica vivir con lo necesario. Bajo esa filosofía realizó una intervención en su vivienda.
La casa de la familia de este arquitecto pasó por un proceso de transformación inverso al habitual, en el que, normalmente, se amplían los espacios. En este caso, conjuntamente con el estudio Al Borde, del que Gangotena forma parte, se redujo el espacio habitable de una casa de tres pisos a un departamento con lo necesario para vivir, en un solo piso.
Al habitar la casa en su estado original, la familia notó que era mucho más de lo que realmente necesitaba, cuenta el arquitecto. Las razones eran varias: desde las actividades de limpieza hasta la movilización a través de los tres pisos eran complicadas.
Pero la explicación elemental tiene que ver con los preceptos filosóficos, tanto de la familia como de la oficina de arquitectura, que se plantea la importancia de vivir con lo estrictamente necesario.
El dormitorio principal tiene vista al paisaje de Guápulo.
Pese a que dos niños son parte de la familia, aun así la pareja sentía que el área de la casa era demasiado grande.
Además del tamaño, las actividades que se realizan en el hogar fueron una razón determinante. Los niños son pequeños y los padres concluyeron que no necesitaban la privacidad que se logra con dormitorios separados.
Así que se inició el proceso de intervención arquitectónica para reducir la vivienda a lo que la familia quería, sin que el espacio llegara a ser incómodo. Finalmente, se decidió dividir la casa en tres partes y habitar un tercio de ella.
El piso más alto se convirtió en un departamento independiente. El de la mitad es ahora el departamento de Pascual Gangotena y de su familia, mientras que en la parte baja funciona un espacio para danza, actividad que practica Valentina, su pareja.
El estudio Al Borde recicla gran cantidad de materiales para aplicarlos a sus obras. La intervención en la vivienda de Gangotena no fue la excepción. Gran parte de esta se realizó con desechos encontrados en la ciudad y que cobraron un nuevo sentido en la vivienda.
Incluso el departamento del último piso, que no tenía ninguna entrada, adoptó los beneficios del reciclaje. Se hizo una escalera de acceso con el 100% de materiales recuperados, creando un puente, acompañado de una puerta hecha con el acero que era parte de la basura recogida en una exhibición de museo.
En la cocina hay una pintura de Valentina Guayasamín.
El entorno del que se rodea la vivienda es indispensable para comprenderla. Ubicada en Guápulo, esta casa permite vivir la sensación de estar en la ciudad y, al mismo tiempo, en el campo, rodeado de vistas privilegiadas con las que cuenta este sector.
Al ingresar queda clara la filosofía de vida de esta familia. Un solo andar de áreas pensadas armónicamente para la circulación fluida y la comodidad caracteriza al departamento.
La intervención de Al Borde tuvo tres aristas principales. La primera consistió en cerrar la doble altura existente en la que era el área social y daba hacia el estudio de danza.
Allí ahora se encuentra el dormitorio de los niños, que se integra a nivel visual y espacial con otra zona abierta de la casa, donde ellos tienen un muro de escalada propio.
El segundo componente de la intervención fue la división de los dormitorios con un panel de puertas recicladas. Adicionalmente, usaron las puertas de los antiguos dormitorios del último piso para crear una sola puerta corrediza que funciona para cualquiera de las dos habitaciones.
Los niños tienen un dormitorio que se integra a otro espacio con un muro de escalada.
El tercer elemento clave de la remodelación fue la incorporación de espacio de almacenaje para la ropa. El departamento carecía de esos elementos, por lo que se usaron varios muebles que Al Borde guardaba y otros que el arquitecto heredó de su abuela.
Con estos se armó un rompecabezas, aprovechando las características de cada mueble y se convirtieron en los clósets.
Así como se dieron cambios, se dio valor a elementos existentes en la construcción de Handel Guayasamín como un muro de contención visto que, a decir de Gangotena, evidencia la ubicación en ladera y la importancia de habitarla.