Una propuesta ecléctica revive una casa antigua

Este espacio del primer piso evoca a los jardines parisinos.

Este espacio del primer piso evoca a los jardines parisinos.

Los muebles están forrados con terciopelo. Fotos: Galo Paguay / CONSTRUIR.

Tras de 11 meses de trabajo -tres de diseño y ocho de construcción- Club House abrió sus puertas al público.

Se trata de un espacio de trabajo, ubicado en el sector de La Floresta. Funciona en donde antes estaba el restaurante Lua, de comida peruana.

Daniela Yépez, diseñadora integral ecuatoriana, se hizo cargo del proyecto de coworking e intervino esta vivienda patrimonial.

¿El resultado? Una casa que fusiona diferentes estilos: acabados y mobiliario contemporáneos conviven con vigas de madera y ladrillos originales.

“No tumbamos paredes, pero intervenimos hasta la fachada. Logramos un cambio increíble”, apuntó Yépez, de 26 años, con oficinas de trabajo en Quito y en Miami.

Después de varias conversaciones con los clientes, Yépez tardó tres meses en desarrollar el proyecto. Este trabajo coincidió con un viaje a París y Madrid, que le sirvió como inspiración. Antes estuvo en Nueva York y de esa aventura extrajo varias ideas para diseñar otro proyecto.

Este espacio del primer piso evoca a los jardines parisinos.

Cuenta que es experta en extraer ideas de sus clientes y plasmarlas, pero reconoce también que en ocasiones el desarrollo de sus proyectos coincide con viajes que la inspiran. “Desarrollo conceptos, yo nunca impongo o diseño un proyecto bajo mi estilo”.

Por eso, todos sus trabajos son diferentes. El Club House, por ejemplo, tiene un espacio en la planta baja que evoca a los jardines parisinos.

La luz natural se cuela por las ventanas y por la pérgola que reposa sobre una estructura metálica. De esta última cuelga al menos una decena de macetas con helechos.

Ese verde natural de las plantas se combina con el terciopelo verde de los sillones y el verde de las baldosas.

Daniela Yépez es la diseñadora integral ecuatoriana que se hizo cargo del proyecto de coworking e intervino esta vivienda patrimonial.

En ese espacio acogedor y que parece más amplio de lo que realmente es -por el uso del color blanco en las paredes, en la estructura metálica y en la pérgola- hay mesas de mármol y algunas sillas de mimbre. Parte del mobiliario también fue diseñado por Yépez.

De acuerdo con la diseñadora integral, el concepto se ve reforzado por uso de elementos como las lámparas, mesas, libreros y más mobiliario.

Para asegurar el concepto ella se encarga de todo el diseño. Cuenta que en ocasiones juega con los materiales por cuestión de presupuesto. En uno de los pisos utilizaron baldosa en lugar de mármol. Este material es uno de los preferidos de Yépez porque jamás pasa de moda, junto a otros como el cuero, madera, terciopelo.

La fachada de la vivienda está pintada de blanco.

Además de verde, el azul es otro de los colores que predomina en la vivienda de alrededor de 800 metros cuadrados de construcción. Está en el tapiz de los muebles, en las paredes. En el segundo piso ese tono aparece en un papel tapiz importado. “Son colores que le dan ese toque ecléctico a este proyecto”, cuenta Yépez.

La casa de dos pisos cuenta también con una sala de juegos, una cava para cenas románticas, un restaurante con comida ecuatoriano-peruana y espacios abiertos para tomar el sol o para los fumadores.

Todos los espacios son acogedores, pues el objetivo es que las personas socialicen durante su estancia en ese lugar de trabajo compartido.

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