En espacios amplios se utilizan combinaciones de varios formatos y se combinan con cuadros colgados en la pared. Los verticales optimizan el espacio y son los favoritos. Fotos: Julio Estrella / CONSTRUIR.
La tendencia de colocar cuadros sin colgar nació entre los años 70 y 80, junto al desarrollo del pop art creado por el artista plástico y cineasta estadounidense Andy Warhol.
Según el interiorista de Colineal, José Antonio Rivas, en ese preciso momento se establecieron los lofts industriales, que eran talleres habitados por los artistas. Ellos colocaban sus creaciones en el piso, de manera que se puedan exhibir y, a la vez, crear un concepto en el espacio.
Hoy esta tendencia vuelve a ser una opción para el interiorismo. Rivas dice que se trata de un estilo juvenil moderno, ideal para dormitorios, salas, bibliotecas o talleres.
Al colocar cuadros en el piso se otorga una atmósfera elegante y al mismo tiempo se genera una especie de imperfección en lo perfecto, indica Rivas. Esta tendencia puede ser una alternativa para muchos usuarios que quieren ver cuadros de manera exuberante pero no los pueden exhibir por falta de espacio.
Ante esto, Rivas explica que colocarlos en el piso de forma ordenada, a manera de bodegones, como en una galería, es una buena opción.
Los cuadros más pequeños se pueden colocar sobre muebles de mediana altura.
En el espacio donde se encuentren, los cuadros sin colgar deberían acompañarse de una iluminación cálida, con la que se consigan ambientes modernos. Además, se requiere un buen fondo de pared y muebles minimalistas estilo nórdico para esta forma de diseño libre.
Carolina Zambrano, arquitecta de Cazzart Design, considera que la vuelta de esta tendencia tiene que ver con la intención de romper esquemas para crear espacios, sin patrones y con originalidad.
Al implementar esta alternativa, Zambrano considera que se deja el arte en total libertad de expresarse, no solo en un ambiente, sino que se da la posibilidad de moverlos para hacer cambios y aportes en otros espacios de la casa, sin ubicaciones fijas.
Eso da cuenta de estancias más flexibles y una apreciación más directa y hasta tangible de los cuadros, dice.
Los cuadros de marcos frágiles también pueden ponerse sobre butacas o repisas.
Desde piezas de gran formato que se exhiben solas hasta composiciones de varios cuadros pequeños son alternativas para cualquier espacio. El material no es un límite, comenta Zambrano. “Incluso las fotografías son una opción”.
Por el hecho de que no estén colgados, la arquitecta recomienda que si los cuadros son pequeños se aproveche para ponerlos sobre repisas o mobiliario de mediana altura. Además, hay que precautelar la seguridad. “Nunca interferir en circulaciones o espacios muy pequeños que no permita apreciarlos”.
Se trata de “desafiar lo que se ha hecho tradicionalmente con elementos decorativos, buscando creatividad y siendo diferentes”, asegura Valeria Lasso, interiorista de Studio Noa. Ella define esta tendencia con un estilo ‘hipster minimal’, que implica tomar al minimalismo y fusionarlo con ideas renovadas.
Los grandes formatos se deben acompañar con accesorios.
Por esa originalidad, Lasso considera que para esta tendencia no hay límites, ya que en la decoración contemporánea se mezclan muchos estilos de diseño, lo que empuja a las nuevas generaciones a no seguir reglas para conseguir espacios con un concepto.
Colocar cuadros sin colgar, por ende, no implica dejar de lado los cuadros colgados. Ambos pueden convivir en un mismo espacio, siempre que se coloquen estratégicamente.
Lasso sugiere que se usen en paredes opuestas, complementando el cuadro sin colgar con accesorios. De esta manera se genera un ambiente con intenciones claras y no parece algo inacabado.