En un techo hay estructuras hexagonales. Representan a las estrellas y
al espacio. Fotos: Vicente Costales / CONSTRUIR.
El sentido binacional del Centro Ecuatoriano Norteamericano Quito (CEN) se percibe desde el ingreso a la construcción. Su diseño permite entender esta intención, gracias a la distribución de los espacios, la iluminación y la combinación de diferentes colores.
Áreas abiertas, integradas naturalmente o a través de ventanas son una de las principales características del CEN, que abrió sus puertas con el objetivo de unir lazos entre EE.UU. y Ecuador, a través de diferentes actividades culturales y de la enseñanza del inglés.
En 2 400 metros cuadrados se distribuyeron, bajo esa lógica, espacios para las diversas aulas, laboratorio, auditorio, biblioteca, ‘lounge’, cafetería, lobby, entre otras estancias.
En el ingreso, un lobby de gran altura anuncia que se trata de un espacio moderno, gracias a los tonos neutros y los muebles. Al subir las escaleras se impone un mural que ocupa toda la pared frontal, hecho por el artista Sebastián Andrade.
En la fachada frontal se destacan aros rojos como parte del pantone de diseño.
Para relacionar a los estudiantes con el país norteamericano, a partir del diseño de los espacios, cada aula tiene el nombre de un estado de ese país. Además, cada una cuenta con una gigantografía representativa del estado, con su nombre y ubicación exacta.
El ‘lounge’ está conectado con la biblioteca para lograr una idea de descanso, sin dejar de lado el trabajo.
En esos espacios predominan las líneas rectas, simples y las tonalidades de grises, que contrastan con la presencia abundante del rojo, el blanco y el azul.
María Belén Puente, diseñadora de interiores, explica que estos colores se eligieron en todos los espacios, basándose en el pantone de colores americanos.
El color se complementa con la iluminación natural, que ingresa por ventanas amplias, tanto a las aulas como a los espacios comunes. Mientras tanto, la luz artificial es LED, pensada en la reducción del consumo de energía dentro del CEN.
Cada aula tienen la imagen de un Estado de EE.UU.
Para hacer del ‘lounge’ un espacio acogedor se colocó una zona de césped sintético, con una especie de pérgola en la parte superior.
“Así se siente un poco el exterior en el interior”, indica la diseñadora de interiores.
Ese ambiente se iluminó con luz decorativa cálida, que se complementa con plantas naturales en maceteros que se pueden transportar hacia otras zonas de la edificación.
Con la misma idea de calidez se diseñó la cafetería, hecha con estructura de gypsum, cubierto de madera y de granito. En las paredes se destacan distintos patrones, acordes con las tendencias del diseño actual, logrando un estilo moderno pero también acogedor para el visitante.
El laboratorio también exhibe cualidades de un diseño original. En el techo se observan unos hexágonos con fondo negro, que remiten a las estrellas y al espacio en general.
En la biblioteca, un espacio transformable, se destacan los muebles grises de líneas simples y los revisteros que tienen un toque minimalista.
El gypsum se utilizó en todo el proyecto como un método de optimización de tiempo y para obtener versatilidad en posibles cambios a futuro. Entre los materiales también destaca el vidrio, que se conjuga con la madera.
El mobiliario se acopla a las intenciones de diseño y a la funcionalidad necesaria. Lo caracteriza las líneas simples. Tanto en las aulas como en las zonas comunes se evitaron los muebles fijos para que los maestros puedan moverlos de un lado a otro según su método de enseñanza.
Del mismo modo, otros espacios generales se transforman al mover los muebles, según los eventos que se realicen en e lCentro Ecuatoriano Norteamericano Quito.