Andrés Cruz y Mayra Gavilánez, consultor de diseño y arquitecta, construyeron una vivienda que fusiona varios estilos. Fotos: Diego Pallero/ CONSTRUIR
Mayra Gavilánez y su esposo Andrés Cruz se cansaron de escuchar la frase en casa de herrero cuchillo de palo y en tres meses construyeron su casa, inspirada en varios estilos de decoración, sobre todo, en el industrial.
Se trata de una vivienda de 120 metros cuadrados de construcción implantada en un terreno de 1 800 metros.
En esta vivienda, de 120 metros cuadrados, se destacan las paredes de ladrillo.
Gavilánez es arquitecta y Cruz, consultor de diseño, y juntos dieron forma a su casa en una servilleta.
Los dos especialistas sonríen cuando recuerdan la anécdota y añaden que la idea surgió en un restaurante mientras esperaban por su cena. Como la servilleta les quedó corta continuaron dibujando en la parte posterior de un individual de papel.
Al día siguiente, recuerda Gavilánez, digitalizó la idea y luego un ingeniero estructural les ayudó con el cálculo.
Cruz se confiesa un amante del diseño industrial y de la arquitectura contemporánea, y eso precisamente plasmó en su vivienda, con vista al Cayambe, Cotopaxi e Ilaló.
El toque industrial está presente en acabos y detalles de toda la construcción.
Esas tres montañas se observan desde la cocina, sala y comedor, espacios que están integrados en una parte de la casa y en donde se aprecia a profundidad el gusto por el metal, material protagonista en los ‘lofts’ estadounidenses de los años 50 y que ahora son tendencia en el país.
Además del metal, en diferentes presentaciones, se destacan el hormigón y el ladrillo. Este último recubre las paredes laterales que delimitan la casa, otorgando un toque de textura y calidez.
Las columnas son de metal y rellenas de hormigón. El piso es de concreto negro.
El diseño de vivienda cuenta Cruz, fue marcado por la forma del terreno: como la de un triángulo isósceles. Y esa figura geométrica se repite en varios detalles de la construcción: está en el techo, en los muebles de la cocina.
El mesón también tiene la forma del terreno, donde Cruz y Gavilánez tienen previsto desarrollar más viviendas para arrendarlas a estudiantes de la Universidad San Francisco de Quito, por ejemplo. “Pensamos en expandirnos por los costos de mantenimiento del terreno y para generar convivencia”, dice Gavilánez.
Las lámparas evocan el estilo industrial de los ‘lofts’.
Además, desean mantener el terreno para evitar que tras una venta el nuevo propietario construya un edificio que bloquee la postal natural, que en la noche se llena de luces.
Al diseñar la casa en función de la forma de terreno los especialistas también tomaron en cuenta la salida del sol.
En Cumbayá hace calor y por eso solo los rayos de la mañana ingresan a la casa para abrigarlos. El sol sofocante de la tarde choca contra las paredes de la construcción, donde están unas pequeñas ventanas alargadas para aprovechar al máximo la luz natural.
En la habitación también hay una pared de ladrillo y ventanas que se conectan con el exterior de la vivienda.
Se la pensó así para estar en sintonía con las necesidades del planeta y por esa misma razón en esta vivienda se recicla el agua lluvia y el agua de las duchas. La utilizan en el riego.
Además, cuenta con un sistema para tratar las aguas negras. Cruz asegura que su casa es amigable con el ambiente en un 40%, ya que para la construcción también ocuparon material reciclado.
La estructura metálica, por ejemplo, la rescataron de un galpón ubicado en Pomasqui, mientras que las piedras para armar los cimientos salieron de tres construcciones anteriores. “Sabíamos que algún día construiríamos nuestra casa y convertimos al terreno en un botadero”.
La grifería del cuarto de baño y cocina es importada. Combina los colores negro y cobre.
El resto de materiales como el cemento, lo consiguieron en fábricas aledañas, activando así microeconomías.
Algunos complementos de decoración, en cambio, los compraron en el exterior. Ambos especialistas viajan con frecuencia a Estados Unidos y Europa, y allí, precisamente, observan detalles que otorgan el toque de elegancia y creatividad que caracteriza a los proyectos de esta pareja.
En la lista están la grifería negra con destellos de color cobre y un mesón -sin patas- con superficie de high gloss. El tono negro es protagonista en esta vivienda: está en las lámparas, en las sillas, en el fregadero y mobiliario de la cocina.
El piso es de hormigón pulido negro. Lograr ese acabado supuso un reto para esta pareja, casada hace cinco años.
Bastante trabajo también le dio la ubicación de los ladrillos en la pared de la sala y dibujar la forma del terreno en los bordes del mobiliario de la cocina: lo hicieron a mano.
Esta vivienda es la carta de presentación de Cruz y Gavilánez y por eso también prestaron atención a la domótica, necesaria para personas que viajan tanto como ellos. Las luces se programan para simular su presencia durante el día y la casa se mantiene limpia gracias a la acción de una aspiradora centralizada.