El arquitecto Pablo Cornejo diseñó su casa con materiales locales como la piedra y madera de eucalipto. Fotos Vicente Costales/ EL COMERCIO
Está en la ciudad, pero dentro y fuera de la vivienda del arquitecto Pablo Cornejo se percibe el olor del campo.
Ese aroma proviene de las plantas y árboles que crecen alrededor de la vivienda edificada en un área de 400 metros cuadrados. Hay árboles que superan los 8 metros de altura y sobre los cuales reposan decenas de pájaros para deleitar la mirada y oídos de Cornejo, de su esposa e hijos.
Uno de esos, precisamente, sirvió de referencia para la construcción de vivienda. Crece en el borde de una quebradilla, ubicada en un costado de la casa, y por la que transita agua lluvia reciclada.
Ese lugar es el preferido del arquitecto Cornejo, pues desde siempre sintió apego por el verde de la naturaleza y por esa razón construyó una casa que se relaciona con los espacios exteriores. Por ese gusto también se decidió por el uso de materiales como la piedra, hormigón, acero, madera y vidrio para la construcción de la vivienda de dos pisos.
Hay vidrio en el estudio, sala, comedor, dormitorio para observar el amanecer y anochecer, y disfrutar de la luz natural. La madera de varios árboles de eucalipto cosechado por Cornejo está en el tumbado, piso y escalones de toda la casa.
Según el arquitecto, se trata de un material noble y bastante resistente. Hay piedras recuperadas de los Andes ecuatorianos alrededor de la casa e incluso una piedra volcánica incrustada en el jardín principal de la casa. Alcanza alrededor de un metro de alto y Cornejo asegura que una medida similar está debajo la tierra. “Siempre estuvo aquí. La dejé porque me parece maravillosa”.
La naturaleza está presente en el interior de la vivienda.
Cornejo es un amante de los recursos locales y por esa razón también está orgulloso de una plancha de piedra que reposa debajo de una las tres chimeneas que hay en su vivienda. Recuerda que alcanzó a frenar a tiempo a un picapedrero que quería darle forma. “Eso es lo más lindo y él me lo quería quitar”, recuerda entre risas.
Además del verde que deleita a su olfato, la casa del arquitecto Cornejo tiene otro atractivo. Se trata de una estructura de acero y vidrio que desde el exterior dibuja el costado de un barco. Desde adentro, del segundo piso, en cambio, otorga una sensación de cercanía con el piso del patio.
Ese está cubierto de piedra local y limitado con una pared por la que también fluye agua reciclada. “Aquí no hay ningún desperdicio de agua”.
El agua es un elemento que también encanta a Cornejo y por eso está presente en toda su vivienda. Cuando llueve, las gotas de agua se cuelan por los espacios que hay en los ‘deck’ que rodean la primera planta.
Ahí, precisamente, funciona el área social compuesta por la sala, comedor, cocina. Este último espacio es bastante amplio y reúne parte del mobiliario diseñado por Cornejo.
Él también es especialista en diseño de interiores. En la cocina hay una mesa y varias sillas de madera que se superponen. En su estudio, que también funciona en el primer piso, hay más de sus creaciones. “Están la primera mesa que diseñé y dos sillas”.
Ese también es un espacio especial para Cornejo, pues allí fluyen las ideas que posteriormente cobran vida. Crea mientras escucha el agua correr.
En la segunda planta funciona el área íntima de la familia. En un extremo está el dormitorio de los adultos y en el otro, el de los hijos.
El arquitecto diseñó parte del mobiliario que su casa luce.
La habitación de los padres dispone de una pequeña terraza desde donde se pueden observar la copa de un árbol que crece en el borde de la quebradilla y el volcán Cotopaxi.
Cornejo cuenta con nostalgia que ese atractivo turístico podía observarse con más facilidad hace 17 años, cuando terminó la construcción de la casa, pues la terraza fue pensaba para disfrutar de esa vista. Ahora, un par de árboles dificultan la visión.
De acuerdo con Cornejo, la construcción de la casa duró un año aproximadamente.
Él la diseñó y construyó, pero contó con la asesoría de un ingeniero. Asegura que la vivienda es el resultado del análisis de varios conceptos y de mucha literatura. “Montamos un laboratorio en el sitio y funcionó”. Sin embargo, ha realizado modificaciones con el paso del tiempo.
La casa fue edificada sobre un área de 400 metros². Está rodeada de árboles.