Con esta propuesta Sara Lodge abrió sus puertas en Imbabura, en enero del 2019. Fotos: Álvaro Pineda para EL COMERCIO
Las cañas de guadúa, que crecen en el trópico, sirvieron para construir dos cabañas en la cima de una montaña de la comunidad de Morochos, en Cotacachi (Imbabura).
La responsable de la infraestructura, levantada con fines turísticos, es Viviana Erazo, una enamorada del bambú nativo del Ecuador.
Máster en Desarrollo Local Rural de profesión, conoció de las edificaciones levantadas con las cañas en Japón, mientras realizaba sus estudios. La idea de utilizar este material fue creciendo. Inicialmente el proyecto tenía como destino la playa de Las Peñas, en el norte de Esmeraldas. Pero tras el clima de violencia en la zona, replanteó el plan para desarrollarlo en Imbabura.
Así nació Sara Lodge, un establecimiento que ofrece hospedaje, alimentación, caminatas y actividades culturales.La instalación de las cabañas duró 12 días, porque las paredes prefabricadas llegaron desde Guayaquil. Este trabajo estuvo a cargo de 10 obreros de la Fundación Hogar de Cristo.
Los nombres de las habitaciones rinden homenaje a las aves que sobrevuelan la zona.
Esta organización, que desarrolla programas de vivienda social, también ofrece modelos de cabañas de caña y madera, destinadas al turismo.
Una de ellas es la denominada Piquero, de 4,80 metros por 5,70, en el que se basó el modelo para Sara Lodge. La estructura es de caña rolliza, que fue previamente tratada durante dos meses.
Sin embargo, al diseño original fue necesario hacerle varias modificaciones, especialmente por el clima frío de la zona. Estas edificaciones alternativas fueron levantadas a 2 953 metros de altura. La temperatura alcanza los 10 ºC.
Erazo investigó en la Internet y consultó varios especialistas para acoplar canaletes metálicas y esponjas térmicas en las paredes interiores de caña. Luego, los muros fueron cubiertos con gypsum, lo que permite un mejor ambiente.
Los domos que se edifican en este sector de Morochos servirán para hospedaje.
También en la planta baja, en donde sobresalen patas de madera de 3,20 metros de alto, se acondicionó una habitación familiar. Mientras que, en la otra cabaña funciona la cocina, restaurante y una oficina.
En el piso hay una base de 30 centímetros de alto de ladrillos. Sobre esta se levantó las paredes de bambú. La idea es proteger estos muros del agua y de la humedad.
Para el recubrimiento del techo, cuyas cubiertas tienen caída hacia los costados, se optó por el cade, una fibra que crece el litoral.
La construcción del proyecto duró ocho meses. Erazo señala que para ofrecer a los huéspedes una conexión más fácil con el entorno y la comunidad optaron por intervenir lo menos posible en el predio,.
Antes de iniciar los trabajos se hizo un diseño arquitectónico para determinar la implantación de las dos cabañas, una zona de camping, un huerto y un área para animales. También hay un espacio en donde actualmente se construyen dos domos, que servirán para hospedaje.
La iniciativa de este establecimiento turístico, situado a 3 kilómetros antes del ingreso a la laguna de Cuicocha, inspiró la construcción de cabañas de bambú y domos geodésicos.
El diseño de la estructura metálica se lo encargó al constructor Christian Malo.
Las dos edificaciones, similares a una esfera geodésica, estarán equipadas con claraboyas y amplios ventanales para disfrutar el paisaje. Las paredes del interior serán recubiertas con caña guadúa.
Para los aventureros que opten por utilizar la zona de camping se diseñó un baño ecológico seco, que no usa agua ni contamina. Se trata de un diseño que es una réplica de una finca de propiedad de una ciudadana japonesa, que reside en la vecina comunidad de Tunibamba.
Hay otros detalles que se destacan. En el césped de uno de los jardines se diseñó un sol de ocho puntas, similar al que decora una plaza de Cotacachi. La puerta de ingreso al establecimiento está inspirado en un diseño inca.
Viviana Erazo cree que la construcción de Sara Lodge es un tributo a la sabiduría de los pueblos ancestrales. “Estos conocimientos en arquitectura, alimentación, formas de vida, naturaleza, deben ser protegidos”.