Hay que bajar el pantalón

Antaño se decía que cuando el joven alcanzaba una edad para enfrentar responsabilidades debía bajar el pantalón, ya estaba listo para atender algunos menesteres de la vida diaria.

La destitución de María Paula Romo por su actuación en las manifestaciones de octubre del 2019 demuestra que las prioridades legislativas están lejos de la necesidad nacional y peor aún de las responsabilidades que esta tiene respecto de la fiscalización.

Infinidad de temas no se han enfrentado, alcahueteando la corrupción de algunos de sus miembros, haciéndose de la vista gorda y aupando la falta de valores, que en el gobierno de Correa fue el hilo conductor de cada una de las acciones del expresidente y su grupo de amigos y colegas.

La actuación de la ex ministra se la calificó como negligente por el uso de bombas lacrimógenas caducadas y temeraria por supuestos ataques en ¨zonas de paz¨ durante las manifestaciones. Lo audaz, es la posición de los 104 legisladores, o la mayoría de ellos que condenaron las actuaciones anárquicas y salvajes ocurridas durante la protesta y ahora se cambian de vereda y terminan por avalar de manera indirecta a los ejecutores y mentores de dicha jornada oscura para el país.

Legisladores que terminan por destrozar el orden establecido, la autoridad del Gobierno, que generan un antecedente nefasto y dan luz verde a que cualquier ciudadano pueda afectar los bienes nacionales, patrimoniales públicos y privados y que las autoridades no pueden actuar en defensa de los ciudadanos respetuosos de la ley.

No tengo afinidad con los ideales políticos de Romo. Cuando la Ruptura de los 25 apareció de la mano de la Revolución Ciudadana me desilusioné de sus integrantes, cayeron en la trampa de un individuo cuyo único deseo era ser pelucón para así vengarse de ese mismo grupo al que soñaba pertenecer. El tiempo nos dio la razón.

La acción del Gobierno en octubre del año pasado, desde mi punto de vista fueron tibias, me hubiese gustado un accionar dirigido por el Ministro de Defensa a quien se lo veía decidido a actuar como corresponde en una gresca de semejante naturaleza, mas bien María Paula estuvo más alineada con la posición del Presidente quien se cuidó mucho y dejó que la anarquía se tome el país.

Una asamblea con el 3% de aprobación no ha ganado nada, seguirá con ínfimos niveles de apoyo por parte de los ecuatorianos, un Gobierno saliente pierde una Ministra, nada de qué preocuparse realmente, pero el mensaje que queda en el país tiene un sabor agrio, de indefensión y politiquero.

El presidente debería mantener a Romo en su Gobierno, la ley lo permite, ya que la retroactividad no es aplicable. El juicio político arrancó con anterioridad a la resolución y prohibición de que un funcionario destituido no puede ejercer un cargo público por los siguientes dos años- No se si María Paula desee esto, pero al menos se demostraría que estas actuaciones deben ser contestadas con la indiferencia correspondiente.

Sin duda nos encontramos con una Asamblea Nacional de pantalones cortos.

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