IESS en crisis: otra mirada
Recientes declaraciones del presidente del Directorio del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS, sobre la crisis de la seguridad social ecuatoriana, han confirmado los graves riesgos económicos que amenazan su sostenibilidad en un futuro peligrosamente cercano, con efectos sociales impredecibles.
El incumplimiento del aporte fiscal del 40% para el pago de pensiones entre 2015 y 2018 - restituido en este año - y la deuda estatal por prestaciones de salud, han sido señalados como factores agravantes de una crisis incubada por la disminución de cotizantes activos frente al creciente número de jubilados, en el marco de ineficiencias y uso político de sus recursos, especialmente en el correismo.
La indudable urgencia de cerrar brechas financieras del seguro, en general, y de salud en particular, amerita sin embargo mirar no solamente los ingresos, sino también su uso, con eficiencia y calidad de gasto. Concebido para atender “contingencias de enfermedad y maternidad”, el IESS instituyó un “modelo” curativo costoso, centrado en hospitales que, sin filtros de servicios primarios, son con frecuencia desbordados, ocasionando prolongadas demoras para la atención.
Como la enfermedad no espera, muchos pacientes buscan atención privada, complicando su economía familiar.
No es por azar que en Ecuador más del 40% del gasto en salud (entre los más altos de América) sean pagos “de bolsillo”.
Alcanzar eficiencia en salud en el IESS exige generar complementariedad con otros prestadores de salud. En especial el Ministerio de Salud y su red de atención primaria, mantenida a pesar del desprecio del gobierno anterior y la inercia del actual.
Sumando fuerzas con el Seguro Social Campesino y el programa obligatorio de salud rural – nobles iniciativas que necesitan modernizarse – se conformaría una sólida base para universalizar la Atención Primaria de Salud; descongestionar, racionalizar y hacer un uso eficiente de estructuras hospitalarias de alto costo.
Las finanzas de salud del IESS no convalecerán si no se las mira en el conjunto de instituciones del sector para superar, por ejemplo, la capacidad instalada ociosa de hospitales del Ministerio de Salud Pública y del Seguro cercanos unos de otros, con el consiguiente dispendio de recursos.
La propia deuda en salud - dominada por la atención de enfermedades catastróficas, como Cáncer - debe ser vista con un prisma integral que incluya su prevención; de no hacerlo, crecerá inexorablemente.
Y valorizar también la atención a asegurados de muchos lugares del país donde la única oferta pública es la del Ministerio de Salud Pública.
No para establecer una inútil competencia entre quien factura más, sino para articular acciones que contribuyan a la creación de un verdadero sistema nacional de salud que garantice acceso universal a servicios de salud en Ecuador.