Hasta hace algunos años, la patrimonial Zaruma era un centro administrativo para la producción minera tradicional como la de Portovelo.
Pocas veces en la historia del país hemos sido testigos de una obra pública y colectiva, que se inicia y sigue vigente a través de gobiernos de distinto color político y de públicos expectantes diferentes. Se trata del Centro de Reconversión Económica de Azuay, Cañar y Morona Santiago (CREA) que actuara en la reconfiguración de esta región entre 1958 y 1979. Fue una transformación necesaria de la región menos poblada del país y que vivía una de las más graves depresiones económicas y sociales de la que se tenga noticia. Eran los años 50. La II Guerra Mundial había afectado a toda América Latina; el Austro no era una excepción. La producción y venta del sombrero de paja toquilla, de gran importancia para la zona, sufría uno de los peores embates.
Una veintena de estrellas de la música latina llamó este domingo, 8 de octubre del 2017, durante un concierto a la unidad de México tras los sismos que golpearon al país en septiembre.
Quisiera saber que este país ha entrado en el proceso de ser bilingües castellano-quichua, de saberse biculturales indomestizos. Y sentir que no lo llevaremos a cabo por decreto ni ley alguna. Que no será porque lo decidió político alguno sino porque son opciones y decisiones tomadas desde las entrañas de las sociedades. Cambios por rebeldía y revolución, tal como lo hicieran los catalanes e irlandeses, ambos sojuzgados por Franco y el mundo castellano, por los ingleses. Pero hacerlo no significará volver a ¨lo ancestral¨ sino para citarlo, para hacer memoria. Volver será para reconocer y valorar 11 500 años de historia olvidada, desbaratada, y construir una nueva historia desde el presente. Será para reconocer la real existencia de otras culturas, para pelear al racismo y a la exclusión que nos caracteriza, para mantener con vida estas culturas distintas.
No sé cuántas veces escuche esta frase, no sé cuántas. En momentos y lugares distintos; en el campo, en la ciudad, en el mercado, en media calle… Alguna vez quise intervenir, herida como mujer, herida en nuestra dignidad. Imposible, ni ellas ni ellos te lo permitían. Tampoco recuerdo la cantidad de historias que nos contamos entre amigas sobre el sinnúmero de abusos sexuales intrafamiliares por los que habíamos pasado; de primos y tíos, profesores y curas, amigos de la familia. Es que eran muchos, muchos más de los que te imaginabas. Y todo se mantenía en secreto. Tras el develamiento y el nombrarlo como delito, el feminicidio finalmente es considerado como tal. Ya no puede ser secreto, ni este, ni ningún delito que atente contra nuestros derechos sexuales y de género.
Desde los años de 1960 en particular, artistas en toda Latinoamérica emplean tácticas diversas para cuestionar la función del arte en sociedades caracterizadas por la represión, la censura y el autoritarismo de facto. Así, León Ferrari, Luis Camnitzer y Antonio Dias exploran temas, materiales y formatos diversos para comunicar a las audiencias nuevos valores. El artista se propone como un “organizador de sentidos” o significados y lo hace muchas veces más allá de la institución. Esta y la década siguiente con artistas como Lygia Clark de la Argentina o Oitica del Brasil usarán, por ejemplo el cuerpo y los sentidos como materiales claves para su propuesta conceptual.
Siguen las declaraciones de políticos sobre la necesidad de activar carreras técnicas y tecnológicas, en un país que necesita pocos PHD´s y muchos técnicos que entren de manera pertinente al campo laboral. Reviso la página del Senescyt sobre los Institutos Tecnológicos Superiores, una oferta de campaña de ayer y del actual gobierno. Tras ello me queda poco claro lo sucedido. La información está llena de buenas intenciones, no se conocen resultados. ¿“Mucho ruido y pocas nueces”? ¿Dispersión? ¿Gastos innecesarios inconducentes?
La reciente muerte del último (Jacinto) Jijón me ha hecho recordar y reflexionar sobre muchos aspectos de nuestra vida como país. Con él muere simbólicamente una aristocracia serrana fraguada por el siglo XVIII, basada no solo en la tenencia de la tierra, de la cual la última hacienda – la emblemática textilera Chillo Jijón- también ha pasado a otras manos, sino en el valor otorgado al conocimiento y a la ciencia como únicas formas de hacer patria. Hago especial mención al primer conde Miguel Jijón y León quien en la segunda mitad del XVIII se hiciera célebre en su relación con uno de los hombres ilustrados más connotados de América, Pablo de Olavide, y su proyecto fracasado de repoblación de la Sierra Morena, bajo la égida del mismísimo Rey Carlos III. Los acusaron de protestantes, Olavide se convirtió en un perseguido por la Santa Inquisición, Jijón desapareció y fue a vivir lejos.
Noticia de última hora: acaba de morir José Luis Cuevas, artista mexicano de la Generación de Ruptura que impuso la abstracción, frente al secuestrado mundo del muralismo de Rivera, Siqueiros y Orozco, álgido momento en el que el arte y la política fueron de la mano. Entonces se pronunció contra el excesivo nacionalismo provinciano, contra la falta de apertura a los movimientos internacionales. Costó muelas recuperar para otros artistas y otros pensares el Palacio de Bellas Artes. Es que los artistas/muralistas del Realismo Social también fueron magos de la política.
La Cueva Negra de Chobshi un cobijo para la población nómada que llegó a nuestras tierras hace 12 mil años. El Inga al Norte y Chobshi y su importante conjunto de asentamientos posteriores en el Sur, cerca al Sigsig (Azuay), son los lugares más antiguos del Ecuador detectados hasta el momento. A estos últimos, los recorrimos hace unos días. Poco, su extensión total es de 50 hectáreas. El sol brillante de una tarde despejada permitía ver la cueva manchada quizás con marcas de hollín, donde probablemente dormitaban temporalmente unas 60 personas por vez. Cerca, una quebrada desde donde acorralados y por el sistema de cacería por despeñadero, morían las presas de caza, venados, osos, el tapir o “gran bestia”. La cueva está acordelada para que no se raspe o pinte más grafitis de los que ya hay. Caminando entre la crecida maleza, se llega a la impresionante fortaleza del cacique más poderoso de la región, Duma, quien finalmente vencido hubo de entregar estos territorios para ser parte del i
akennedy@elcomercio.org
En los corrillos quienes nos movemos en el campo cultural, vemos con preocupación la designación del nuevo Ministro de Cultura, presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en varias ocasiones. El sesgo hacia la literatura en detrimento de otras importantes áreas culturales, ha caracterizado su caminar político. Los abandonados Archivos Nacional de Historia y la Biblioteca Nacional son prueba de ello. Entendemos que la praxis del ministro deba ser distinta, guiada por una visión integral, abarcadora. Como decía mi colega Rosemarie Terán en una entrevista para “Paralelaje”, es urgente resignificar el patrimonio, trascender el folklorismo, el nacionalismo, la simple ritualidad en la recreación de identidades. Es importante romper con los paradigmas homogeneizantes, sin reconocer la diversidad de posturas y culturas, una diversidad que, además, se transforma constantemente.
Lamento decepcionar a los demagogos que se pasan la vida diciendo que el pueblo lo sabe todo. Ecuador es el país del “no se”, “no conozco”. La gente en general no conoce el nombre de las calles, por donde se llega a un lugar, quienes y qué hicieron nuestros antepasados. Se vive al día, confusos dimes y diretes políticos, el último gol del equipo favorito o la carestía de papas y lechugas. Pocos podrían discutir sobre el papel de Zaruma en la minería, quienes fueron los incas o que significa el monocultivo.
El arte de Occidente ha servido básicamente dos propósitos. De contenidos “legibles” por su deseo de narrar, la pintura o la escultura reproducen imágenes útiles para convocar a la fe, reproducir deseos de poder de un grupo social, ilustrar descubrimientos científicos. Otro gran propósito más tardío –fines del siglo XIX y durante todos estos decenios- el de indagar sobre su propia naturaleza técnica, sus formas y formatos, abstrayéndose de contar una historia para persuadir a su espectador.
Un dicho popular “Dime con quien andas y te diré quien eres”, me lleva a otro inventado para esta nota:“dime qué lees y te diré en qué piensas”. (O, si lees poco, seguramente piensas poco, no se). Lo cierto es que algunos presidentes como Barack Obama es un gran lector, tanto que “The Daily Beast” realizó una lista completa de sus preferencias durante la campaña del 2008. Una de ellas, “The Rise of Theodore Roosevelt”, una biografía sobre su homólogo escrita por Edmund Morris,“Lecciones sobre el desastre: McGeorge Bundy y el camino a la guerra en Vietnam”, de Gordon M. Goldstein o el clásico de todos los tiempos, “Moby Dick”, de Herman Melville. Claramente, su recorrido lector resulta democrático, de líder cuidadoso o preocupado de la inocua guerra.
No, no somos iguales. Los blancos son más inteligentes que los negros; los pigmeos menos que los daneses o japoneses. No queremos vecinos mexicanos que crían pollos en su patrio trasero; tampoco nos hace falta los miles de musulmanes que entran en el ejército norteamericano para salvar nuestras vidas. Estos árabes piden comida diferente, celebraciones diferentes, no tenemos por qué convivir con ello. ¿Si son estereotipos del latino o del musulmán? Si, pero todo estereotipo es real. Yo puedo discriminar a quien me dé la gana. Quiero un país basado en el modelo europeo, en donde la población europea sea mayoritaria y lo sea en perpetuidad. Los pasos que ha dado Trump en este sentido, son muy encomiables. Primeras formas de eliminación a quienes podrían peligrosamente reducirnos a ser minoría. (Transcripción no literal de las declaraciones del editor de la revista “American Renaissance”, Jared Taylor, entrevistado por el periodista estadounidense latino Jorge Ramos para Univisión, 31 deoc
Pasan los días, leo “El libro de un hombre solo” del premio Nobel chino Gao Xingjian. Me lamento, con él, con la humanidad cautiva bajo las garras del poder. De la aterradora “Revolución Cultural”, su crudo reverso. Como él, muchos creyeron en la revolución, de allí pasaron a la duda y a la rebelión; la rebelión a solas, la rebeldía revestida del miedo más profundo de ser delatado por tu propia mujer, por tu transpiración o la respuesta corporal incorrecta ante la proclamación de una nueva injusticia del Partido (siempre justificada en torno a los dictámenes del todopoderoso Mao y su ejército). “De este modo -nuestro protagonista- se convirtió en un individuo de dos caras, obligado a llevar la máscara desde que salía de casa, como se toma el paraguas en días de lluvia. Cuando volvía a su vivienda, cerraba la puerta y nadie lo veía, entonces se la quitaba para respirar un poco. De otro modo, la habría llevado demasiado tiempo y se le podría haber pegado al rostro…” Así, solo así pudiero
Imaginemos que aceptamos con seriedad y compromiso que seguimos siendo racistas y excluyentes con el Otro. Me sitúo en América Latina. Que nos cuesta sabernos humanos que ostentamos como mestizos un poder inimaginable; que nos permitirnos decidir por los Otro (marginales y subalternos) creyendo aun que lo hacemos por su bien. Hablo especialmente del sector indígena al que aún nos cuesta reconocer su lengua, sus formas de comer, comportarse, su historia: la de ayer’, “no arqueologizada”, o la de hoy sin tintes folklorizados ni populachera que solo sirve de inocuas mea culpa.
En el mundo de los errores, un “glitch” es un error pequeño en el software, no llega a ser un “bug”. Si los errores se producen por ficheros mal codificados o dañados, en su reproducción se formarán figuras o imágenes también erróneas.
El título de este artículo fue puesto al apuro para que lo lean aunque solo sea por curiosidad morbosa. Entre las tantas obras vistas en la Bienal de Cuenca me siento a observar la película del género zombie de la artista china Cao Fei. Muertos vivientes pueblan el mundo cotidiano de esta película situada en Beijing; no tiene una estrella, ni un final, ni diálogos, tampoco trucos. Situaciones cortadas de personas comunes y corrientes –limpiadoras, guardias de seguridad, prostitutas o jubilados- que han perdido las conexiones que les ataban a su tradicional vida de pueblo. Gente invisible cuya mente brumosa (de allí el título de la obra “Haze and Fog”) le deja sobrevivir en medio de una devoradora y neutral modernidad en una ciudad que acoge a miles de migrantes, un sistema invisible de vidas llenas de vaciedades que se desarrollan en una especie de mundo poblado de nieblas que impiden mirar, mirarte.