La crisis hizo que muchas familias migraran al extranjero y a otras ciudades por trabajo. Las consejerías estudiantiles siguen los casos.
El programa académico Impulso Emprendedor ofrece 10 becas para maestrías en línea en la UNIR. Las inscripciones serán hasta el 28 de octubre.
La Ministra de Educación asegura que 20 636 estudiantes adicionales se han incorporado al sistema educativo en lo que va del año.
El valor de piezas y departamentos cercanos a centros de educación superior se elevó con regreso a clases. Expertos señalan que la demanda provoca abusos.
Para este semestre académico los bachilleres del Ecuador cuentan con bancos de preguntas más detallados para que se preparen para el examen Transformándonos.
En marzo pasado, la Secretaría de Educación Superior creó la Comisión Universitaria de Emergencia Covid-19, para coordinar los esfuerzos de las universidades públicas y privadas en prevenir y mitigar el impacto de la pandemia en el país.
Cada noche la veo en el velador del lado derecho de mi cama; está ahí siempre, pero solo noto su presencia por las noches, cuando la casa está silenciosa y el ánimo desacelerado. Es “la piedra de la gratitud” –o así la llamó la persona que me la regaló–, una pieza de lapislázuli que cabe dentro de la palma de mi mano y cuya función es mantener activa mi memoria para que nunca olvide lo que me ha sido dado, algunas veces sin mérito de mi parte.
Esta saga no se acaba nunca. Y cada vez se pone más interesante, pero también más tortuosa y más violenta. Cuando se trata de uno de los tantos mesías que ha parido este mundo es lógico que los ánimos se alboroten. Cuántas atrocidades, públicas y privadas, no se han cometido en nombre de la devoción que demandan los seres divinos (o que se creen divinos).
Con quién, cómo, por qué o dónde nos encontrará el próximo Mundial. Y cómo, con quién, por qué de esta manera, y no de otra, hemos llegado a ser testigos de Rusia 2018. Talvez coincidan conmigo en que estas preguntas de autoexamen merecen ser hechas por lo menos cada cuatro años, aprovechando que una pelota nos pone existencialistas en proporciones planetarias.
¿Para qué sirve un funcionario? La respuesta es facilísima: para hacer que las cosas de propiedad e interés públicos funcionen en beneficio de la sociedad. El sustantivo funcionario viene del verbo funcionar que “dicho de una persona o de una máquina” significa “ejecutar funciones que le son propias”. Cada funcionario estatal tiene sus funciones particulares; así, por ejemplo, un asambleísta tiene dos únicas funciones: legislar y fiscalizar. Pero por alguna razón, este tipo de funcionario, la mayor parte de las veces no va ni para atrás ni para adelante; es decir, no funciona.
Aprovechando las ganas de trabajar que tienen y que andan agenciosos (ya han aprobado en 12 días 4 de las 48 leyes que se propusieron aprobar en un año), pongo a consideración de los asambleístas una nueva ley para aprobar en el período 2018-2019. No hay que pensarle mucho, es corta y necesarísima. Se puede llamar: Ley Contra la Publicidad y Propaganda de Obras y Servicios Públicos (LCPPOSP, así sencillito, como les gusta).
Hay una señal de tránsito que me cambia el genio. Y los días que estoy hipersensible, de plano, me amarga la vida. Porque esa señal resume todo –o mucho de– lo que somos como sociedad; esa señal me confirma a gritos, cada dos cuadras, nuestra imposibilidad crónica de convivir sin agredirnos, nuestra incapacidad moral de respetar la ley. Esa señal es el paso cebra.
iguzman@elcomercio.org Desde el viernes pasado, el verso más conocido –y repetido– del poema ‘The Waste Land’ de T.S. Elliot resuena, como un mantra, en mi cabeza: Abril es el mes más cruel. Como en el poema de Elliot, abril para el Ecuador vuelve a ser por segunda vez, en apenas dos años, el mes del entierro, del montón de imágenes rotas, de la tierra muerta, del grillo que no consuela, de las raíces inertes, de los pétreos desperdicios, del árbol muerto que no cobija... Pero abril no dura toda la vida. ¿Qué vamos a hacer cuando empiece mayo y estemos secos de tanto llorar? ¿Dónde nos encontrará junio, y haciendo qué? ¿Cómo llegaremos a diciembre si no hacemos algo con urgencia? Tengo dos que tres ideas para exorcizarnos del espanto y la parálisis.
Empiezo a teclear e hilvanar ideas y, a la vez, pido a todas las energías y a todos los dioses que para cuando esta columna se publique, Segarrita, Javier y Paúl ya estén de vuelta en sus casas o de camino a ellas. Pero si eso no ocurre, si para cuando estas letras lleguen a imprimirse y circular mis tres colegas siguen secuestrados, es importante que ellos y el país entero sepan que aquí nadie se cansa. Que somos decenas los que vamos a seguir preguntando por su paradero y fecha de retorno por todas las vías posibles, cada vez que se presente la oportunidad; y que vamos a salir cada noche (a partir de las 19:00, en la Plaza Grande, los que estamos en Quito) a exigir que se haga lo que se tenga que hacer para que regresen con bien a seguir con sus vidas.
Hemos llegado a un punto en el que o nos sinceramos y ponemos todos los puntos sobre las íes o esta relación tortuosa entre mandantes y funcionarios se va al diablo. Pero al diablo de verdad, como pasaba hace años; esta situación amenaza con terminar con burócratas de todo rango descabezados (es figurativo, una forma de hablar, no se asusten) si es que no se pone un alto al sinsentido político y administrativo del Estado. O nos ponemos de acuerdo en una forma de gobierno sensata o nos desbarrancamos todos.
Mañana, miles de mujeres -y ojalá lleguen a ser varios millones- en todas las latitudes dejarán de teclear en sus computadoras; de tomar buses o de manejar autos en dirección a sus oficinas; de pelar, picar, barrer, lavar, planchar; de poner una inyección o de firmar un documento que requiere ser procesado de forma urgente. Mañana, ¿cuántos hombres se sumarán -no haciendo huelga necesariamente- a esta protesta que reclama derechos iguales para todos? Esta pregunta no está hecha en tono desafiante, si no con sincera curiosidad; ojalá fueran muchos, fueran millones.
Hay máximas que aplican a distintos ámbitos de la vida. Como esta que sale de la mente lúcida del periodista polaco Ryszard Kapuscinski que refiriéndose a la literatura dice: “A veces se habla de la crisis de la literatura, y ésta está determinada no por la crisis de los escritores, sino por la crisis de los lectores. Si el lector no se pone al nivel de la gran literatura, la gran literatura no puede existir”. Cambiemos crisis de la literatura por crisis de la política; escritores, por políticos; y lectores, por sociedad/votantes, y aceptemos de una vez que el problema no son ellos, los políticos, sino nosotros, que somos incapaces de salir de esta política de a perro, del fango en el que chapoteamos ya por demasiados años.
Con Saturno entrando de lleno en Capricornio, vale la pena utilizar esta sabia advertencia popular: ‘teneranse’. Es decir, agárrense de donde puedan y prepárense para un sacudón de proporciones. El 2018 será horroroso.
Hace unos meses, una persona a la que quiero mucho, sin que viniera a cuento, en medio de un trámite de oficina, me soltó esta pregunta: “¿Y vos, estás con alguien?”. Me quedé quieta uno o dos segundos, creo que parpadeé, y respondí: “Converso con alguien”.
Son tantos los asuntos pendientes, que me imagino que ver la ‘To Do list’ de la Presidencia de la República en estos días debe ser como para tener un ataque de pánico. ¿Por dónde empezar? ¿Por qué darle prelación a esto y no a lo otro? ¿Con quién se cuenta para hacer qué y a cambio de qué? ¿Cómo tomar tal o cual decisión sin afectar el capital político? ¿Qué pasa si se prioriza la acción política por sobre la económica o viceversa? En fin, un rosario de preguntas cuyas respuestas parecen más trampas que soluciones. Preguntas que incluso respondidas correctamente pudieran conducir al error, en un escenario tan complicado como el actual.