gjaramillo@elcomercio.org En épocas en que el mérito no es precisamente la mejor carta de presentación de la política nacional, es necesario destacar cuando notables ecuatorianos están haciendo la diferencia, precisamente por sus méritos. Ese es el caso de Fernando Sempértegui, uno de los más connotados científicos ecuatorianos, graduado de Tuffs University en los Estados Unidos, becario Fulbright y uno de los primeros académicos ecuatorianos en ser reconocidos en el exterior. Y escribo estas líneas, porque no puedo creer que con un historial académico como pocos, un prestigio internacional sin mancha y con un particular pasión por la ética y el servicio al país Sempértegui no haya ganado en primera vuelta y por ovación la reelección como Rector de la Universidad Central del Ecuador. Fernando podría haberse quedado cómodamente en su posición de investigador y médico prestigioso o tomando clases de Relaciones Internacionales y Negociación como afición (así lo conocí), pero decidió arrem
gjaramillo@elcomercio.org Los economistas bien informados saben que el país está en serios aprietos. Cada mes al ministro de Finanzas le faltan USD 500 millones para pagar cuentas y pasar al siguiente mes. Las deudas internacionales siguen aumentando ya sea vías bonos u otra deuda con China. No ha llegado el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Para colmo, se acaba de presentar una Pro forma presupuestaria que no reduce casi nada el tamaño del Estado y los subsidios siguen intactos, aunque benefician básicamente a la clase media y alta. La crisis económica sólo se ahonda, pero lo más desesperante es la falta de liderazgo y en el gabinete a nadie se le nota la urgencia. Esto ya dejó de ser un problema económico y se ha convertido en un problema político. El Presidente está bajando en las encuestas porque la economía no se reactiva. Es decir, se volvió un círculo vicioso del cual no vamos a salir a menos que el gobierno se de cuenta de que se está poniendo sus propias cascaritas
Cada semana hay un nuevo tiroteo en Estados Unidos y una nueva tragedia que sobrellevar. A veces son jóvenes conflictuados con fácil acceso no sólo a un arma de fuego cualquiera sino a una ametralladora con alto poder de destrucción. En otras, se trata de un sicópata –generalmente un abusador doméstico- decidido a extender el terror fuera de su propia casa, como el episodio de las Vegas Nevada en el 2017, que cobró la vida de 57 personas. Pero no cabe duda que la violencia política es la culpable del agresivo ascenso de estos episodios de odio de las últimas semanas. De hecho, se han registrado 303 incidentes de este tipo sólo en lo que va del año 2018. Pero nada me ha golpeado tanto a nivel personal como la agresión contra el Centro Judío “Arbol de la Vida” en Pittsburgh en pleno Sabbath de la semana pasada, mientras la congregación estaba reunida. Siendo becaria Fulbright viví dos años en Pittsburgh, muy cerca de Squirrell Hill y todas las semanas pasaba los sábados por la avenida Sh
No es que el término lawfare fue otro aporte más de los “socialistas del siglo XXI” ni nada por el estilo. De hecho, el término circulaba desde hace casi ya un siglo y para muchos es conocido que uno de sus padres (si es que no el primero) fue Carl Schmitt, uno de los intelectuales del nacional-socialismo alemán. Para él, lawfare era el arma perfecta de los débiles, de aquellos humanitarios que preferían usar las armas oscuras del derecho en lugar de pelear en las trincheras y con armas de verdad. Era el oscuro lugar de los legalistas y los que usan el famoso imperio de la ley para sus propios fines. La acusación de usar la ley con fines políticos contra aquél que realmente representaba la voluntad popular y no oscuros intereses que no eran los de la mayoría -es decir el Führer- se convirtió en el argumento perfecto para convencer a una población desesperada por salir de la crisis.
gjaramillo@elcomercio.org A veces las tragedias se vuelven una oportunidad. El gobierno de Lenin Moreno en su voluntad de superar el autoritarismo y el estilo de gobernar “dueño del país” se fue al otro lado y asignó ministerios como silos, desde los cuales es prácticamente imposible solucionar problema alguno. Política exterior y migratoria fue la principal evidencia de que esto pasaba. Hasta el 5 de junio, se pretendió que podía coexistir una Cancillería no sólo Albista sino pro-liga autoritaria con un Ministerio de Comercio aperturista que estaba además solicitando entrar a la Alianza del Pacífico. Como vimos estas dos semanas, la política de silos terminó en una decisión absurda de solicitud de pasaporte a una población en riesgo, porque seamos realistas: Venezuela ha restringido al máximo la emisión de pasaportes, tanto dentro como fuera de sus fronteras, precisamente como medida de presión. ¡Imagínense a los sirios llevando pasaportes (o cualquier documento) en sus travesías por
Observando el proceso al que todos le llaman “la transición” –una frase que resume bien esa unión amorfa de fuerzas diversas que pretende descorreizar el país- una cosa salta a la vista: no hay pedagogía, ni lecciones aprendidas en un país demasiado acostumbrado a correr detrás del siguiente ídolo de barro que llene las ondas radiales y los noticieros con una voz estentórea. El Ejecutivo está concentrado en gobernar en medio de la crisis cada vez más aguda, tratando de salvar los programas sociales, de la voracidad del inmenso aparato estatal difícil de reducir. La Asamblea trata de descorreizar con leyes y reformas, pero sin la suficiente fuerza o dirección para marcar rumbo alguno hacia el futuro y demasiado atada a pactos de corto plazo y de poca monta… como siempre.
No hay nada más doloroso que la falta de consciencia o como llamarían los creyentes, nada más doloroso que la falta de caridad cristiana. Solamente en 2016, alrededor de 25 400 adolescentes entre 15 y 19 reportaron embarazos no deseados en el sistema de salud pública. Entre el 2009 y el 2016, 17 443 niñas menores de 14 años dieron a luz, según el INE. Un promedio de 2 100 niñas de esta misma edad están dando a luz en el Ecuador cada año. Eso sin contar con los miles de niños y adolescentes violados casi en la misma proporción que las niñas. A todos nos debería poner la carne de gallina estas estadísticas. Nos debería pasar un sudor frío de angustia y conmiseración por tantas vidas tan tempranamente truncadas de sueños, ilusiones y metas, por no decir su salud mental y sentimental. Más cuando muchos de esos embarazos son fruto de violación e incesto.
Entrevista a Grace Jaramillo, politóloga e internacionalista. ¿Cómo entender el cambio de las relaciones con Estados Unidos? El Gobierno de Lenín Moreno tiene dos urgencias. Necesita renacer en lo político, en lo comercial, en lo social y ahora en el tema de seguridad. No lo puede hacer peleándose con la mayor potencia del mundo. Todos los indicadores con EE.UU. son decrecientes en los 10 años con Rafael Correa. La cooperación de USD 67 millones al año en el 2006 pasó a 0 en el 2014. Las exportaciones no petroleras decayeron dramáticamente. Y sin cooperación en materia de inteligencia es muy difícil detener la violencia del terrorismo y el narcotráfico.
Podría empezar diciendo que es trágico que nuestra vuelta a la cordura internacional y a una política exterior sensata (¡ojalá!) haya sido en el tiempo y la era Trump. Mucho más tranquilidad y legitimidad tendría si un gobierno ecuatoriano lo hubiese hecho durante un gobierno medianamente razonable e institucional como el de Obama. Inútil llorar sobre la leche derramada.
Como estaba casi anunciado, el caudillo populista Donald Trump, empezó a acelerar sus fechorías por el mundo. Ecuador ha estado justamente distraído en otras cosas, mientras tanto, Estados Unidos al mando de Trump ha roto en pocas semanas no solo con el acuerdo de paz con Irán, uno de los principales legados de Barak Obama, sino con las pocas expectativas del proceso de desarme nuclear para Corea del Norte. No nos engañemos. Las conversaciones, la supuesta cumbre, los juegos de guerra… Todo es una meticulosa puesta en escena para consagrar la aceptación de su base de cara a las elecciones de este noviembre y poder decir que ha cumplido su palabra. Pero su mezcla de ignorante perversidad va mucho más allá y está dispuesta a dinamitar los pilares sobre los cuales se levantaba el acuerdo de paz de la posguerra: cooperación económica y comercial y, por supuesto, la Alianza Atlántica.
Había preferido ignorar el tema de la elección de la canciller María Fernanda Espinosa a la Presidencia de la Asamblea de Naciones Unidas por mezquino. Se trataba (y se sigue tratando) de un capricho personal que sólo mejora el currículo vitae presente y futuro de la Canciller, con más costos que beneficios para el Ecuador. Un Presidente de la Asamblea General ejerce su cargo por apenas un año y su única misión es dirigir las sesiones del período permanente, coordinar y canalizar agendas, recibir delegaciones y resolver problemas. Para entusiastas desinformados o ambiciosos, puede parecer que gobiernan desde allí el mundo, pero nada más lejano. En el escenario actual cualquier país en sus cabales hubiera incluso cedido el honor si le tocaba, para no jugar el juego de Putin y su alianza autoritaria ó del agresivo distractor Trump y los juegos de la reforma al Consejo de Seguridad.
Como colegas y amigos no podemos hacer más que enviar un diario apoyo y abrazo solidario a Efraín, Paúl y Javier e insistir en que #NosFaltan3. Pero como ciudadanos debemos exigir que al gobierno de Lenin Moreno que ponga la casa en orden.
No cabe duda que las mujeres vivimos nuestro mejor momento. El 8 de marzo, millones -muchas acompañadas por sus parejas- salieron a las calles en todo el mundo para demandar el respeto a sus derechos, a su integridad personal, a su autonomía, a su vida, a sus derechos sexuales y reproductivos que incluye el aborto. Las manifestaciones multitudinarias en las capitales europeas no sorprendieron, pero sí aquellas en Estambul, Islamabad, Delhi. Me siento particularmente orgullosa por la nueva generación de mujeres ecuatorianas que ha puesto al feminismo “el principio de igualdad de derechos entre hombre y mujer” presente en el debate nacional. Las hay radicales, monotemáticas, multitemáticas, transversales, inclusivas, preocupadas por el eje de raza y género, GLBTI concentradas, feministas pop y aquellas del clóset, las que en la práctica pelean su igualdad, pero no se reconocen como tales. Todos los adherentes convencidos o no convencidos son importantes para dejar atrás la violencia, el
Apenas hace unas semanas, Taylor Weyeneth anunció su renuncia como Zar Antidrogas alterno de la administración Trump. Weyeneth había sido nombrado a pesar de tener apenas 24 años de edad y no más experiencia laboral que haber sido un ferviente asistente de campaña de Trump.
O mejor, Ecuador 101. En cualquier clase inicial de Teoría de las Relaciones Internacionales o de Política Exterior, se enseña que los países entran en relación con otros países teniendo siempre como norte su “interés nacional”. El interés nacional es una síntesis de las preferencias históricas de un país dado su contexto, recursos, situación geográfica y liderazgo. En líneas generales, los países definen este interés como desarrollo económico y social, la paz y el respeto a todos los derechos humanos. No siempre el interés nacional es el del gobierno de turno.
El karma no perdona. Rafael Correa y Ricardo Patiño, dos de los personajes políticos que más trabajaron para hundir a la OEA en una profunda crisis de legitimidad, acusándola de vendida a los intereses imperiales, acudieron desesperados a ella. Estos personajes que usaron dinero de los ecuatorianos para dar la vuelta por el Hemisferio Occidental y transar apoyo para la CELAC y/o UNASUR en desmedro de la OEA, cuando no de quitar completamente sus atribuciones a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), deciden ahora que la OEA les sirve y muy bien. Para hacer el show, claro. Cualquier político que haga una cosa así –como el show que hizo Mauricio Rodas en Washington- lo descalifica automáticamente como estadista. Si necesitábamos alguna demostración más de doble moral y poca vergüenza, éste es el ejemplo mayúsculo.
La doctora Cecilia Paredes Verduga se acaba de posesionar como rectora de la ESPOL, la primera mujer en dirigir una Politécnica Nacional en el Ecuador y si no estoy mal, la primera mujer dirigiendo una universidad pública en el país. No llegó a su cargo por ninguna política afirmativa, sino por votación de los diversos estamentos de su universidad y después de una encomiable carrera académica en Ingeniería y Ciencias de la Cerámica. Es un logro inmenso no sólo para su carrera sino para las mujeres del Ecuador que todavía tienen que caminar una gran distancia para lograr un mínimo de equidad en derechos, situación laboral, remuneración y jerarquía profesional. ¡Bien Mujeres Científicas!
Desde la Crisis de los Misiles soviéticos en Cuba en 1963, el mundo nunca estuvo tan cerca de una guerra con armas nucleares como ahora. La racionalidad aguda y estratégica de Nikita Khrushchev y John F. Kennedy abortaron el desastre. Hoy, es justamente la ausencia de esa racionalidad estratégica y aguda tanto en el líder amenazante –Kim Jong un- y su principal contrincante –Donald Trump- lo que ha agudizado la crisis lo suficiente como para poner en riesgo a la mitad del planeta. Por casi 20 años, los mejores estrategas y estudiosos del comportamiento del régimen norcoreano han llegado siempre a la misma conclusión: las tres generaciones de líderes Kim desarrollaron un comportamiento suicida, capaz de tomar los riesgos más extremos con tal de mantenerse en el poder. Y como tales, su sicopatía es extrema: son capaces de infligir las peores penurias a su propia gente con tal de lograr sus objetivos, peor aún con poblaciones foráneas. Por ejemplo, no dudarían un segundo terminar con la i
La corrupción y la necedad política coparon todos los espacios durante el gobierno de Rafael Correa. Las relaciones internacionales del Ecuador no fueron una excepción. Por mucho que criticaron a los cancilleres de la supuesta larga noche neoliberal, incluso yendo tan atrás como la venta de la bandera de José María Plácido Caamaño en 1894, todos se quedan cortos con la contemporánea “venta de la bandera” a China. Varias voces -me incluyo- advirtieron todos estos años el cambio fundamental en las relaciones internacionales contemporáneas. China es una amenaza real a la conservación de recursos en todos los países del planeta donde tienen inversiones, pero particularmente para sus ahora países tributarios, aquellos que les deben gran cantidad de dinero en préstamos. Se lo dije a la Comisión de Asuntos Internacionales de la Asamblea que dirigía Fernando Bustamante hace unos años: Ni siquiera EE.UU. ha sido capaz de poner en cintura a China. China es los Estados Unidos de finales del siglo
¿A alguien le sorprende que 2000 o más venezolanos golpeen las puertas del Ecuador diariamente pidiendo asilo? ¿O que más de 150 000 venezolanos lo hayan hecho ya en Colombia? Creo que a nadie. Todos sabíamos en América Latina que el autoritarismo del régimen chavista, conjugado con su trágico manejo económico iban a causar una tragedia humanitaria tarde o temprano.