Todo progreso en un país es un éxito alcanzado. Pero… si somos lógicos, deberíamos empezar por el principio, no por el fin. La Ciudad del Conocimiento y la Universidad Yachay –no deberían existir- porque no hemos puesto fin al analfabetismo, porque existen graves problemas de infraestructura y educación en los colegios, politécnicas y universidades del Estado, que deberían ser “élite”, los cupos de entrada de los niños a las escuelitas es un vía crucis y de golpe… sin más ni más queremos dar un salto para graduarnos de sabios y se funda la Universidad Yachay con una infraestructura millonaria, con científicos como profesores que ganan latisueldos de USD 16 000, -más viáticos-, en un país cuyo sueldo básico es de USD 354. ¿No es una bofetada a la desigualdad entre la miseria y la opulencia de la que tanto hablan y reclaman?
¿Es así como quiere poner fin a la pobreza? Bien dicen que el vivo, vive del tonto y el tonto de su trabajo. ¿No hubiera sido más lógico que toda esa inmensa fortuna mal invertida, se la hubiera aprovechado en las necesidades arriba expresadas y mejorar así el nivel de educación del pueblo ecuatoriano? No nos olvidemos que estamos en tremenda crisis –nuestra deuda externa es alarmante-, el rato menos pensado vamos a vernos en el mismo espejo que Grecia y quisiera preguntar ¿qué vamos hacer?