Dicen que las religiones abrahámicas son paradigmas de paz y convivencia; ideal que habría de evitar tanto conflicto, horror y muerte. La destrucción de las torres gemelas en Nueva York, la guerra entre Israel y Palestina, la reacción violenta frente a un dibujo publicado en un diario danés y ahora la muerte del Embajador de EE.UU. para Libia con el pretexto de una película crítica a la fe son todas muestras de que los preceptos religiosos no siempre producen la pregonada paz, humildad y hermandad. El mensaje religioso puede dirigir masas enfebrecidas hacia el fanatismo y crimen. A costa de la fe se justifican actos de terrible violencia. Christopher Hitchens decía que todos tenemos capacidad para el mal, pero es necesaria la fe para alcanzar extremos de maldad.