Los médicos profanos que no entendemos de políticas ni leyes nos preguntamos: ¿cómo es esto de que el Ejecutivo ‘ya sabe’ que la Corte Nacional ‘compondrá’ el artículo 146 que penaliza a los galenos?, ¿acaso no hay independencia de los poderes del Estado?, ¿y si la Corte dice que el 146 está bien?
Y lo va a decir porque la orden está dada, aunque utilizando términos rebuscados para dorar la píldora, pero dejándolo como quiso el señor Andino. Hasta tanto las consabidas ‘comisiones’ harán lo suyo quemando el tiempo que es su especialidad y venciendo por cansancio a los protestones. Con este cuento viejo logran dos cosas: que los médicos no marchen dejando abandonados los hospitales y que el tiempo inexorable pase, se normalicen las atenciones y aquí no ha ocurrido nada.
Los galenos entonces han logrado una victoria pírrica, pero victoria al fin (¿). ¿Cuántas flotas de aviones se requerirían para transportar a 4 000 especialistas extranjeros en dos días para suplir la ausencia de los paisanos? Los médicos son como los curas, si no aparece alguno que dé la misa no hay misa y si no hay uno que atienda al dolido si hay muerto.
Los pacientes no se curan con discursos y la potencia demostrada por los médicos a costa de sus hipotéticas renuncias y los viejos mandiles colgados en las puertas ha sido demostrada.