Viaje en bus

Normalmente no uso el transporte público, y ahora entiendo que eso va a alargar mi vida. El día de hoy tomé un bus a la altura de Tumbaco, para dirigirme a Cumbayá, en la recta de la ciudad de Tumbaco, el bus se detenía frenando a raya para que se bajaran o suban pasajeros, en su mayoría niños escolares y en cada detención, volaban dos o más niños empujados por la violencia del frenazo hacia adelante, peligrosamente hacia la puerta, luego volvía a acelerar haciendo que todos los pasajeros tuviéramos que sujetarnos de donde podamos. Una señora y yo, le reclamamos por la seguridad de los niños y de los que estábamos en el bus, y el chofer se limitaba a reírse y a decir que no exageremos.
Cansada de este trato, les pedí a los demás pasajeros que se unan a la queja e increíblemente, lo que recibí fueron también burlas contra mí. Finalmente en el redondel de Lumbisí, el bus rebasó a otro bus en una curva y nos libramos por poco de chocar con otra unidad que bajaba por esa vía.
Ahora si le grité al chofer que nos iba matar y lo que hizo fue parar en Cumbayá y bajarnos a mí y a la otra señora, que éramos las únicas entre unos quince pasajeros que reclamamos por un servicio digno.
No sé qué pasa con nuestra gente, nos tratan como animales y no decimos nada, nos abusan, nos roban, nos silencian e intentan asesinarnos y no decimos nada.
La unidad era la número 3308, de color verde, por si acaso a alguien le importa la vida de los demás.

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