Viajar en silencio
En las ciudades en las que hay preocupación por la calidad de vida, en el transporte público los pasajeros no tienen que soportar ningún tipo de música. Nadie puede imaginarse que, al tomar el transporte público en París, Nueva York, Buenos Aires o Cuenca, uno vaya escuchando la música que al conductor le plazca.
Los choferes tienen que ser conscientes de que una de las exigencias de su actividad es hacerla en silencio. Esto es importante para las busetas de transporte escolar en las que, se da el mismo caso, las niñas y los niños escuchan una música que para los padres puede ser inadecuada. Es inadmisible que en los buses, personas adultas y niños sufran la agresión de viajar escuchando los mensajes machistas, procaces y lascivos del reggaetón.
El Consejo Municipal debe emitir una normativa en la que se prohíba a todas las unidades del transporte público y a los usuarios escuchar música en alto volumen. Todas las personas que desean escuchar música deben hacerlo con auriculares. Es un derecho de los usuarios no ser agredidos por bulla no consentida, tener la tranquilidad de desplazarse sin interferencias que quiten la paz.