Resulta molestoso para quienes tenemos que viajar, por nuestro trabajo, de manera continua, a las diferentes ciudades del país, el hacer referencia a las dificultades que enfrentamos.
De una manera muy peregrina, nos dicen que debemos adaptarnos a itinerarios más tarde, para que no tengamos que madrugar, sin embargo quienes eso dicen no consideran que salir en un vuelo de las 08:00 (para no madrugar), implica, si es que el vuelo sale a la hora exacta, estar en Guayaquil, por ejemplo, a las 08:45, luego esperar la maleta (si es que se la lleva), luego tomar un taxi al hotel y finalmente trasladarse al motivo de su trabajo. Estará llegando a las 10:00 por temprano que nos imaginemos.
¿Se ha pensado en la productividad que se pierde?
La semana pasada tuve que viajar a Cuenca, el vuelo de las 07:00 salió a las 08:15. ¿Qué pasa con las citas hechas?, ¿qué pasa con la programación de trabajo?
Imaginemos que ahora se programe a las 08:00 para que no madruguemos, a qué horas se llegará? ¿Se podrá cumplir con el plan de trabajo?
El problema no es solamente cambiar el horario para no madrugar, es los programas de trabajo y de productividad que se afectan.
Yo insisto en la idea de una línea de tren entre Zámbiza y el aeropuerto, claro que a estas alturas deberemos esperar al menos un par de años más.
También los buses “provisionales” que son de una incomodidad espantosa, impropios para personas con capacidades especiales, y también para aquellas que no las tienen. Es posible que hablemos de “provisionales” cuando hubo al menos cuatro años para “provisionar”?