Se encuentra bajo discusión y análisis de los asambleístas las reformas a la Ley Electoral, que implican atar de manos al libre ejercicio de libertad de expresión, de información. Con pavor he leído a un columnista que escribe: que esta ley “prohíbe que los medios de comunicación divulguen información sobre las elecciones y los candidatos que tomarán parte en los próximos comicios”. Para Rafael Correa le viene como anillo al dedo, ya que de ningún candidato se podrá mencionar una sola palabra, pero sabemos que en estos cinco años nos ha atosigado a través de los medios, públicos y privados acerca de la “revolución avanza” con sus consabidas cadenas obligadas, sabatinas en las cuales se han dado informes, con una sola verdad, en donde se ha replicado con denuestos e improperios a los detractores, han sido cinco años de permanente campaña electoral, se ha convencido al pueblo sobre el único bueno, el iluminado, el llamado a liberar de la “larga noche neoliberal”. Una manera grotesca de manipular la información y ha utilizado recursos de los ciudadanos en celebraciones de aniversarios.
Sé que habrá un despertar en el pueblo, este se sacudirá de la dictocracia opresiva y gritará por libertad de prensa y expresión ciudadana, no dejará que le metan la mano en la justicia, llegará el día cuando aquellos que hicieron mal uso de los recursos del Estado tengan que dar cuenta ante la justicia.