¡Qué vergüenza (como país) tener este tipo de líderes políticos! -manifestó indignado Hugo, al comentar los hechos del primer debate presidencial llevado a cabo en estos días-. ¿Cómo alguien tiene la audacia de pararse frente a un micrófono y decir que quiere ser Presidente del Ecuador sin tener ninguna idea en la cabeza… Me refiero a los candidatos Noboa y Zavala, sobre todo. Cero ideas. Improvisación. Lugares comunes. Apelación a sentimientos y creencias para cubrir la ignorancia sobre los temas claves del Ecuador…¡Papelón!
No entiendo -continúa Hugo- la temeridad de algunos personajes. Cómo sin ninguna preparación y propuestas se presentan ante millones. ¿Poco respeto hacia sí mismos? ¿Poco respeto a su audiencia? ¿Prepotencia?
Lo que pasa Huguito –le contesta Cecilia- es que estos personajes creen sinceramente que con ese discurso llegan a la masa, porque están convencidos que son los mensajes apropiados para que una cantidad de gente les brinde sus votos… Buen número de personas cuyo denominador común es la desesperación y el bajo nivel educativo son proclives a ofertas mágicas, más bonos, más ilusiones, riqueza fácil y apelaciones a Dios. Por tanto, más votos …¡Viva el populismo! Huguito.
Entonces –dice Hugo– la combinación de pobreza, ignorancia, políticos inescrupulosos y empresarios rentistas es coctel más perverso para el desarrollo de país.
Sí -confirma Cecilia–, esa es la degradación de la democracia y de la economía. A través de los votos de una mayoría embelesada por políticas sociales “amigables” y de una abrumadora propaganda, se inyectan analgésicos y anestesia, que ayudan a legitimar el control social, reafirmar los privilegios de los de siempre y mantener el mismo modelo económico de hace 200 años.
¿Cuál es uno de los antídotos para que esto no continúe?, pregunta Hugo. La educación -responde Cecilia. Y continúa: Un pueblo con buena educación y formación política puede apreciar y valorar lo que más le conviene. Puede ser crítico. Tiene la capacidad de discernir, pensar y proponer. Se le abre los caminos para ejercer la libertad y la oportunidad de rebelarse y sacudirse de las opresiones y de construir liderazgos decentes, inteligentes y honestos.
Caramba, mi querida Cecilia –sigue Hugo– pero en el debate presidencial el tema educativo estuvo ausente. La Cámara de Comercio de Guayaquil, la organizadora, no consideró a la educación dentro de las prioridades a ser discutida. Sí–responde Cecilia–, esta es la medida de cómo estamos. Los empresarios, los comerciantes, entre otros actores, no consideran a la educación como un tema fundamental para el desarrollo, para el combate a la inseguridad y para la solución de otra cantidad problemas del país.
Y los otros presidenciables ¿qué dicen? Hasta este momento nada sustantivo. ¡Preocupante!