Un tour mañanero por Quito permite constatar, a lo largo y ancho de la ciudad, la labor contaminante de “limpieza” de aceras mediante el uso de detergente y posterior “lavado” con agua. Empleados y propietarios de locales comerciales, restaurantes, centros comerciales, oficinas, bancos, edificios de lujo y demás establecimientos ubicados en importantes vías como la 10 de Agosto, 6 de Diciembre, Shyris, República del Salvador, Colón, República, etc. contribuyen con esta ingrata tarea a diario. No se diga en el mero Centro Histórico. Si uno se fija con detenimiento, se sorprenderá al constatar las instituciones que contaminan de esta manera.
De igual manera, casas ubicadas al oeste de la 12 de Octubre lo hacen, dejando correr por gravedad el agua contaminada hacia la 6 de Diciembre.
Los famosos “lava-vidrios” de los semáforos (que se supone ya no debieran estar) hacen lo propio. Aunque sea en pequeñas cantidades, el detergente común y barato (no biodegradable) es uno de los peores contaminantes ambientales. Lo peor es que no hay autoridad alguna que ponga orden.
El Municipio debería realizar un control minucioso e iniciar una campaña. Es hora de tomar conciencia, conciudadanos.