Pretendo reflexionar sobre el titular en primera página a seis columnas y con grandes caracteres, por EL COMERCIO el 8 de los corrientes: ‘Venezuela tiene dos visiones’.
Les cuento que tuve que leerlo dos veces y solo entonces, entendí con los oculistas, que los venezolanos sufren de “mal de ojos” que les hace ver todo, doble.
Con los piadosos, amantes de las apariciones, pensé que algún santo raro apareció en Venezuela dos veces; a Chávez y a los que no votaron por él.
Con los chavistas, creí que el Comandante había cerrado todos los canales de televisión de la oposición y se quedó sólo con Doblevisión. Con Capriles, me alegré que finalmente los oponentes se pusieron de acuerdo para enfrentar las elecciones con una sola “mira”: sacar a Chávez del poder.
Recién comprendí que el ingenioso titular aludido quería decir que en Venezuela se enfrentaron electoralmente dos tendencias políticas, con visiones de la realidad muy distintas.
Dicho titular se explicita en el editorial de ese mismo día.
Como lector crítico, no acepto que el editorialista y el Diario asuman la postura partidista de los que perdieron las elecciones y supongan que la mayoría ganadora fue posible gracias a la “millonaria propaganda” y la capacidad manipuladora de las masas con que se manejó el Presidente candidato.
Me parece demasiado simplista y unilateral la visión de “las dos visiones” de los venezolanos: el 54% de populistas engañado por Chávez y el 44% de demócratas desengañados de Chávez.
Les advierto que no soy engañado ni desengañado de Correa. No creo en visiones fundamentalistas y defiendo un proceso latinoamericano de liberación y humanización que no depende del carisma de caudillos ni del despliegue mediático. Ambos influyen… pero no determinan.