Ecuador debe romper su relación con el gobierno de Nicolás Maduro. Esto, de ningún modo, es atentar contra la democracia ni el derecho del pueblo a elegir a sus gobernantes.
Vale recordar que Maduro fue proclamado presidente, antes de terminar el conteo definitivo de votos. Con este rompimiento, ayudaríamos a poner fin al sufrimiento de los venezolanos – opositores y partidarios del gobierno-, que, por igual, sufren las carencias de alimentos, medicinas, energía eléctrica, seguridad y empleo, a consecuencia de una inflación cercana al 700 % y a un salario mínimo de USD 14. La OEA debe invocar la Carta Democrática Interamericana, para proteger los derechos fundamentales del pueblo venezolano, heredero de las glorias de nuestros libertadores, quienes estarán revolviéndose en sus tumbas, impotentes, ante la destrucción de Venezuela y el sufrimiento de habitantes. A pretexto de ser presidentes elegidos en las urnas, es vergonzoso para Ecuador, apoyar a Maduro o a regímenes como el de Bashar al Asad, que tiene a 10 millones de sirios desplazados, más de 300 000 muertos y fue “electo” en plena guerra civil, sin la participación de opositores.