Qué pena ese lindo país otrora floreciente y hermoso. Paradójicamente fue cuna de Simón Bolívar, el Libertador, y Antonio José de Sucre, el Mariscal de Ayacucho, luchadores por la libertad de los pueblos.
Da asco escuchar a Maduro agradeciendo a los camaradas y ‘camarados’ aullando en la plaza bajo la mirada cómplice de las guardias bolivarianas dispuestas a matar a los disidentes que recogen algún alimento en los contenedores de basura en las calles de Caracas. Son las milicias que viven gratis subvencionadas por el ‘chavismo’ y que se acostumbraron al ocio nocivo que solo se despierta para votar por necesidad y miedo a los jerarcas narcos de Diosdado Cabello. El drama de Venezuela es el resultado de la conducción criminal de los herederos del Foro de Sao Paulo urdido por ese otro gánster llamado Fidel Castro.
Desaparecido este quedaron los herederos dirigidos por Chávez, Morales, Ortega y Correa, que dieron y dan buena cuenta las desgracias de los pueblos donde asentaron sus reales. Ojalá que Venezuela se arme de valor, reviva el espíritu de Bolívar y expulse a quienes siguen prostituyendo la dignidad de sus habitantes.