En ese trajinar y curiosear libros y obras con determinados fines de producciones futuras tuve el gratísimo encuentro con José María Velasco Ibarra, lujo de intelectual, estudioso del derecho, de la filosofía, de la historia, de la literatura, de la Biblia y más… ExPresidente de este pueblo al cual amo y proclamo en cada uno de mis escritos. Vital personaje, que le hacía a mi padre mover de su asiento en sus discursos. Yo viví esto de pequeño. Ahora me hace mover a mí, en tanto que escritor con una reverencia sentida y merecida por este noble coterráneo: “Escritor no es ya el que lucha por cambiar infamias y dejar un Mensaje a las generaciones: Un Voltaire. Un Nietzsche, un Rodó. Escritor es el preciosista y el que gana un premio Nobel. Los poetas sobreabundan. Los simposios son de todos los días y en todas partes, pero la desorientación de naciones e individuos amenaza con la catástrofe”… “Se leen para aplaudirse los famosos intelectuales de los cenáculos…” “Pero a mí no me interesa comunicarme con un público de indiferencia, egoísmo o vanidad…” “Lo que me interesa no es el elogio sino la comprensión y la mancomunidad inquieta por el Misterio”. Como no voy a estar feliz de trascribir sus frases, sus sentencias son proféticas y reales. Más que lejanos están los promotores de cultura de vitalizar este pensamiento, estos hombres, otros son sus intereses. Dar cultura debe ser fraternizar los componentes de este pueblo multiétnico y pluricultural Cuando leemos a un Velasco Ibarra sabemos que dice la verdad y que esta sin lugar a dudas es camino, sendero de libertad, camino de progreso y vida.