Sobre el Dr. Velasco Ibarra
Vladimir Serrano Pérez, en entrevista publicada este domingo, ofende la memoria del Dr. José María Velasco Ibarra cuando al contestar la pregunta sobre cómo liderar una concertación, manifiesta que “Velasco Ibarra era un hombre muy extraño psíquicamente. Julio César Trujillo contaba que en una sesión de gabinete había dicho: mis canarios me han aconsejado que bote a un ministro”.
La anécdota sólo existe en su cabeza: jamás el benemérito Dr. Trujillo pudo estar, ni estuvo, en una sesión de Gabinete, por la simple razón de que nunca formó parte de dicho cuerpo colegiado en gobierno alguno del presidente Velasco Ibarra.
Confieso que me causaron honda sorpresa y pena los conceptos de Vladimir Serrano pues conservo en mis archivos el texto de un estupendo discurso que él mismo, como Secretario General de la Administración del presidente Osvaldo Hurtado dio en la ceremonia en que se descubrieron los retratos al óleo de los expresidentes Juan José Flores y José María Velasco Ibarra, en la Sala de la República del Palacio Nacional, en 1983. Dijo entonces Vladimir: “En el accidentado escenario de la vida ecuatoriana, pereciera que se alzan con mayor relieve cinco figuras de ex mandatarios, ya sea por el tiempo de su influencia o por la pasión que pusieron en sus acciones en el ejercicio del poder. Flores, Rocafuerte, García Moreno, Alfaro y Velasco Ibarra, brillan con propia luz en nuestra constelación cívica”. Añadió que el “cinco veces Presidente de la República” fue “escritor, orador, filósofo aficionado y político de notable éxito. De pensamiento profundamente humanista, buscó en sus gobiernos que la libertad de educación y sufragio tuvieran efectiva aplicación. Trabajó infatigablemente por el progreso del país, pues a él se deben importantes obras de infraestructura física, gracias a las cuales el Ecuador inició su integración. Su acrisola honradez y la austeridad de su vida familiar, hicieron que la muerte le sorprenda en la más absoluta pobreza”.
Y culminó su alocución de manera espléndida: “Velasco es un personaje de leyenda y de historia, pero también un ser profundamente humano”.
Quien esto dijo en 1983, no puede tratar de ridiculizar al hombre que deja magistralmente descrito con su propia pluma.