Las universidades

La reforma universitaria de Córdoba en 1918, se propagó en toda América Latina con ciertos efectos a nivel mundial, se sostenía como principios fundamentales la Autonomía Universitaria y la libertad de cátedra.

Sobre ellos, se ha forjado desde ya casi una centuria la Universidad Ecuatoriana, en la cual se han formado grandes hombres de ciencia, políticos, escritores, artistas, presidentes de la República que con sus excepcionales aportes han honrado nuestra patria. La voz de la Universidad se ha hecho sentir a través de los años, en muchas circunstancias su accionar ha cambiado positivamente el curso de la historia de nuestro país, efectivamente la Universidad si tenía voz, y se hacía escuchar. Porque ahora la Universidad está en el silencio, se deja sojuzgar y atropellar, permite que se inmiscuyan en sus decisiones internas violando el mandato constitucional con el cuento de garantizar “la autonomía Responsable”. “El principio de autonomía universitaria sostiene que la universidad debe ser autónoma y auto-gobernada, eligiendo sus propias autoridades sin injerencia del poder político, y dándose sus propios estatutos y programas de estudio. La autonomía universitaria está fundada en la necesidad de evitar que los vaivenes del poder político se traduzcan en cambios arbitrarios de la vida y las autoridades universitarias”.
Para que la Universidad sea un organismo vivo debe tener libertad, entre otros, el motivo de la lucha universitaria, no hay Universidad sin libertad y esta debe ser defendida con profunda convicción y entereza.
La protesta de días anteriores por la Universidad Andina Simón Bolívar y por la Flacso, debe tener el respaldo de toda la Universidad ecuatoriana, hay que fortalecer su lucha, están en su legítimo derecho. El art. 355.- de la Constitución dice: ‘ El Estado reconocerá a las universidades y escuelas politécnicas autonomía académica, administrativa, financiera y orgánica (...) La Función Ejecutiva no podrá privar de sus rentas o asignaciones presupuestarias, o retardar las transferencias a ninguna institución del sistema, ni clausurarlas o reorganizarlas de forma total o parcial’.
A parte de la indebida injerencia política, muchas Universidades cofinanciadas están en graves problemas financieros por el retraso en la entrega de los fondos por parte del Estado y las permanentes demandas en el cumplimiento obligatorio de supuestos “estándares de calidad”, sin tener el derecho a lograr un equilibrio entre costos e ingresos.

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