En 1886 miles de obreros salen a las calles de Chicago con el fin de reclamar 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso, 8 horas de educación. Fue la primera vez que los trabajadores reclamaron armonía entre su vida laboral, su vida familiar y privada. Solo consiguen muerte.
Tres años después, en París se decide inmortalizar el 1° de Mayo en su calendario, con el fin de conmemorar la muerte de los obreros en su lucha sindical. Continúan las manifestaciones cada año y el mundo se contagia del reclamo obrero por una vida justa.
Desde entonces, el Día del Trabajo, no nos recuerda únicamente a quienes padecieron en esta lucha, sino que también celebramos su triunfo.