La única forma de incentivar la inversión, es crear seguridad jurídica que evidencie el respeto a las condiciones mediante las cuales se llevó a cabo la inversión en el país.
Es menester tener presente, que cualquier persona natural o jurídica va a preferir invertir en el país donde le garanticen más seguridad a su inversión, pues por sí mismo el emprendimiento es un riesgo, y sí a esto todavía le aumentamos la inseguridad derivada de los cambios de regulaciones dictadas por el Gobierno de turno, sería un absurdo llevar a cabo alguna inversión.
En el fondo esta inseguridad jurídica es la que ha incentivado la salida de dinero del país, ya sea para invertir en otro o para colocar a buen recaudo sus ahorros, lamentablemente incrementando la desocupación y disminuyendo la producción, la exportación, reduciendo la entrada de divisas y colocando a la economía del país en una situación crítica. ¿Cómo es posible que en el país donde la naturaleza es pródiga, donde se puede producir todo, en todos los campos sean estos: agrícola, industrial, de la minería, de la pesca, de acuacultura, de manualidades, etc., se caracterice por falta de inversión nacional y extranjera?
Por lo expuesto se impone la necesidad de dar un giro de 180 grados, para pasar de ser importador a exportador, de un país de desocupados a productores, donde la corrupción ha trepado a los altos niveles de la administración, a un país que se caracterice por la honestidad en todos los campos. Lógicamente que para conseguir estas metas prácticamente tenemos que volver a nacer.
Tenemos que transformar a los padres de familia, a los profesores para que inculquen a los niños, a los jóvenes, a la sociedad en general el cultivo de los valores morales, éticos y cívicos, para transformarla en una sociedad que abrigue la esperanza de ser cada día mejor, tanto en lo material como en lo espiritual para combatir las deficiencias que nos caracterizan, como la desigualdad, la injusticia, la corrupción, la falta de estima personal, el machismo, el complejo de inferioridad, la envidia, la falta de superación.
Es indispensable el crear institutos u organizaciones cuya misión sea la de formar líderes empresariales y así mismo crear organizaciones financieras que se encarguen de facilitar créditos a estos nuevos empresarios y les den el apoyo y la guía para lograr éxito en los emprendimientos. Esta posibilidad cambiaría la aspiración de la juventud de ser un funcionario a ser un emprendedor, de ser un empleado a ser un empleador para bien de la sociedad en general.