Por la ubérrima campiña

El viernes 30 de mayo, acompañé a tres turistas colombianos (el paisa Jesús Ocampo Suárez y sus dos hermanas menores) a recorrer las carreteras del centro-sur del país, comprendidas en la ruta Quito-Riobamba. Fue un día de sol esplendoroso que resaltó las bellezas naturales de los colosos Ilinizas, Cotopaxi, Tungurahua, Carihuairazo y Chimborazo, entre otros.

Los colombianos quedaron fascinados del paisaje y de las bondades de la cocina típica representada por las chugchucaras de Latacunga, los helados de Salcedo, los cuyes de Mocha, el hornado de Riobamba y las ‘cholitas’ de Guano. Hablaron maravillas sobre la tranquilidad del país en relación con la inseguridad colombiana, el excelente estado de las vías, el precio de la gasolina y la calidad humana de los ecuatorianos.

Recomendaron sembrar árboles para atenuar el impacto de la capa de ozono. Fue un día hermoso intercalado por sabrosas anécdotas, música romántica y grata compañía que ratificó que el Ecuador es un paraíso turístico de ubérrima belleza. Quedaron tan impresionados que, una vez que se jubilen, están dispuestos a vivir en nuestro terruño.