El Dr. Trujillo y el CPCCS

Acaba de fallecer un preclaro, honrado, demócrata, lúcido, patriota y eminente ecuatoriano: Julio César Trujillo Vásquez.

Quiero unirme al inmenso coro de voces que elevan sus plegarias por él. Es difícil resumir las palabras de admiración por alguien y plasmarlas en un resumen, sin embargo no está por demás dejar pasear el pensamiento por los lares de las alabanzas a quien se las tiene bien merecidas.

Aunque no coincidí plenamente con su ideología política, debo reconocer la verdadera hombría de bien, donde quiera que se manifieste.

Es verdad que el Dr. Trujillo en todo su accionar manifestó las verdaderas características de un señor, de un ejemplo digno de hacerlo notar a los jóvenes, para que destierren de sus mentes los ejemplos de agresividad verbal y física que otros políticos se empeñaron y todavía se empeñan en poner a los ojos del pueblo.

Su comportamiento dejó claro lo que significa el crecer en una familia decente y culta, y lo que también significa el saber aprovechar las oportunidades de crecer culturalmente, intelectualmente.

Su clara mentalidad le permitió vislumbrar la necesidad de abolir el Cpccs, ente creado sin ton ni son, con ideas de la novedad nacida de cerebros encallecidos por el dogma y el fanatismo.

Yo me uno a la mayoría del pueblo ecuatoriano que manifestó, junto al Dr. Trujillo la voluntad de que desaparezca ese engendro mal configurado, y peor implementado.

El sólo hecho de que mi pensamiento sobre este organismo haya coincidido con el pensamiento del Dr. Trujillo me llena de orgullo y satisfacción. Significa que cuando los cerebros tienen una preparación y madurez adecuadas, no necesitan compartir ideologías para coincidir en criterios y conceptos.

Que el mejor homenaje al Dr. Julio César Trujillo Vásquez sea la pronta desaparición del Cpccs, gestado por mentes obtusas y por fanáticos deleznables.

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