¡Vergüenza!, por decir lo menos para el boxeo en los panamericanos de Lima, cuando un grupo de jueces le dio el triunfo en la división 91 Kg., al cubano Erislandy Savón, quien se fajó con el boxeador ecuatoriano Julio César Castillo.
Es necesario aclarar que no soy experto en temas boxísticos; sin embargo, no fue difícil apreciar como un grupo de jueces desmañados inclinaron la balanza a favor del caribeño, quien especialmente en los rounds segundo y tercero, se sintió superado, es más, el equipo que lo acompañaba, más los aficionados cubanos en las gradas, mostraban en sus rostros la congoja por una pérdida inobjetable.
La noche de este viernes 2 de agosto del 2019, quedarán grabados en el alma de nuestro compatriota dos aspectos, el primero, que hay ocasiones en que el esfuerzo y superación pueden ser amañados en la mesa; y, segundo que de esos sinsabores va a salir porque de seguro hay revancha. De cualquier forma, nuestro campeón moral, demostró su nobleza cuando expresó que no es la primera vez que le pasa, pero que seguirá luchando hasta conseguir el cometido que se ha trazado. EL COMERCIO del sábado 3, dice que la decisión fue discutida, de ahí que los aficionados chiflaron al sentirse burlados e impotentes ante el atropello no solo a Castillo, sino al país. Se jugó con las aspiraciones de un muchacho que siempre buscó la pelea teniendo de principio a fin la iniciativa y a momentos hasta el control del combate, EL COMERCIO explica técnicamente lo que sucedió en los tres rounds.
En la pantalla chica se pudo apreciar como el árbitro venezolano, en varias ocasiones llamó la atención a Savón por sus golpes fuera de reglamento y por los continuos amarres que generaba cuando se sentía superado por Castillo. Para terminar es necesario puntualizar que el boxeo cubano no necesita de ayudas de esa naturaleza, ya que su prestigio lo tiene bien ganado y con creces a nivel panamericano, mundial y olímpico.