Hay necesidad de que los países de Sudamérica asuman el reto de pensar y concretar la construcción de un tren bala, que enlace muchísimas ciudades, financiado por el gran capital internacional, como punto de partida en busca de roles más trascendentes de progreso para alcanzar el primer mundo.
Esta inmensa obra servirá para que los países sudamericanos marquen el inicio de una real integración comercial, económica, cultural y humana, como andamiaje de otras grandes realizaciones como industrias punta, tecnología y ciencia.
El futuro tren bala, de miles de kilómetros de recorrido, potenciará al máximo los grandes recursos turísticos de estos países, convertidos de esta manera en poderosísimo imán para atraer a millones de viajeros de todo el mundo a disfrutar de su formidable patrimonio cultural urbano y de su maravillosa naturaleza.
Esta sería la obra más grandiosa que, en conjunto, construirían estos países, la que también debería ir acompañada de una gigantesca hazaña de trabajo en educación, ciencia, cultura, formación de bosques, depuración de sus aguas residuales, descontaminación de su atmósfera, de sus ríos, de sus lagos y de sus océanos.
Para promover esta iniciativa, realizaré, pronto, una caminata de mil kilómetros en carreteras de Ecuador y, luego, visitaré en autobús los países de Sudamérica a efectos de entregar esta propuesta a sus Presidentes.