Simbólicamente tenemos que poner a buen recaudo a la bandera nacional para defenderla de las agresiones que está sufriendo cada vez que grupos de personas que se dicen ecuatorianos la humillan durante actos políticos. Trapos de color que no significan nada, opacan a pequeños banderines con los colores que representan a todo el Ecuador. Son personas del mismo grupo político quienes las portan y cada vez que acaba la algarabía o la premeditada agresión a otros grupos terminan guardando los trapos y lanzando al suelo el símbolo patrio. Pongan mucha atención y comprobarán lo que afirmo. En este momento y como ejemplo: recuerdo que una asambleísta que participaba en la redacción de la última constitución pretendió cambiar los elementos del escudo nacional, seguramente para adecuarla a los nuevos tiempos que ella particularmente defendía, el cuy en remplazo del cóndor. No lo logró.
Pero esto no es de hoy, lo mismo sucedía en el pasado cuando partidarios del grupo hegemónico hacían lo mismo. No hemos cambiado. Las prácticas son iguales, activistas políticos a quienes se trae y se lleva al lugar donde son necesarios. Acostumbrados al grito y a la agresión defienden a un líder más que a una idea. Un día en un lugar y el siguiente en otro. Lamentable y peligroso.