Una persona sube y abre el altillo de su casa, el espacio esta lleno de cajas de diferente tamaño, algunas estropeadas por el moho y telaraña , semiabiertas como si pudieran ser descubiertas rápidamente. A un lado de la puerta se encuentra una nueva, parece recién llegada, está cerrada. El hombre la abre y sonríe, allí yace un muñeco atado a unas cuerdas firmemente unidas a su mando. Contento lo saca y lo manipula para probar si hace lo que quiere y si está listo para representarlo en el escenario como lo hacían los demás a su debido tiempo. Satisfecho por la prueba el titiritero se retira. Lo podrá usar en los próximos días si se le invita a manipularlo ante nosotros. El títere siempre será un muñeco y necesitará de un titiritero que lo maneje.