La mayoría de ecuatorianos estamos estupefactos ante todos los desastres que las noticias nos muestran constantemente. Algunos intentamos ayudar con un grano de arena, vemos cómo los países amigos nos han dado muestras de solidaridad. Pero no puedo evitar hacerme algunas preguntas.
1. ¿No estábamos listos esperando un terremoto de gran magnitud por la erupción del Cotopaxi ? Se invirtieron buenas sumas de dinero, creo yo, para tener todo listo y socorrer a los damnificados. Me imagino serían tiendas de campaña, colchones, lo más elemental. ¿No se podía transferir y transportar rápidamente a los pueblos afectados por esta tragedia?
2. ¿Nos imaginamos al padre de un hogar damnificado saliendo en Mercedes, pagando ingentes salarios a empleados, haciendo y manteniendo gastos innecesarios? ¿No es el momento de recortar gastos desde la cabeza de gobierno ? ¿Gravar con más impuestos a una economía que está paralizada desde arriba hasta abajo en todos los niveles? ¡Por favor ! hay una ceguera irreversible, una sordera permanente de quienes mandan en este país, por ahora.
La Asamblea, las damas que trabajan ahí cómo se han solidarizado con la tragedia de sus hermanos, que no es causada por el imperio, por la oposición ni por la derecha.
3. La gran mayoría nos sentimos impotentes. Nuestra voz es minimizada y, por tanto, jamás escuchada. Tenemos derecho a opinar y a que se nos escuche. El país nos pertenece a todos, no a quienes fueron elegidos por nosotros para que nos representen y no para que se conviertan en una élite que goza de privilegios y que ni siquiera nos mira, peor nos escucha.