La Ciudad de los Caras tiene playas encantadas con murmullos de sirenas y el trinar de blancas gaviotas revoloteando en su celeste cielo. Cuando el sol se oculta en su ocaso, sus rayos dorados se reflejan como centellas sobre las olas del pacífico mar de Balboa, que bañan su paradisiaca Bahía. La bella Bahía de Caráquez, destruida por la naturaleza, nuevamente se levantara de las cenizas como el ave Fénix.