En democracia es cuasi obligatorio tender puentes y lograr mínimos consensos para gobernar en paz. Las posturas triunfalistas y celebraciones excesivas que irritan a los de la otra vertiente en nada contribuyen a la armonía social. Los “bienchecho” y “vaya bonito” o expresiones similares de corte infantil son expresiones revanchistas que tienen espacio en los juegos infantiles pero no en las cuestiones de Estado, reflejan mala educación y actitudes burdas. El péndulo político, regla de oro, se dan en todas las sociedades y sistemas, por ello los triunfos de hoy duran poco y menos aún cuando avasallan las corrientes diversas. La historia nos dice que las acciones que violentan, avasallan y menosprecian a la otra orilla generan reacciones similares cuando el péndulo cambia de dirección. Bien harían los triunfadores de hoy meditar sobre lo efímero de su estrellato y pensar que estarán en otras orillas en menos de lo que creen y será en ese momento cuando se tome medida de sus acciones y actitudes.